Los sueños están íntimamente ligados con el movimiento surrealista y, sin embargo, en pocas ocasiones se ha prestado atención exclusiva a la dimensión onírica. Por ello, el Museo Thyssen se detiene ahora en el universo imposible de los grandes maestros de la primera parte del siglo XX con la muestra El surrealismo y el sueño.
La exposición reúne desde hoy y hasta el próximo 14 de enero un total de 163 obras, entre las que se incluyen diversos soportes como pintura, dibujo, obra gráfica, collage, objetos y esculturas, fotografía y cine, con el fin de mostrar la raíz más profunda del surrealismo puro.
André Breton, Salvador Dalí, Paul Delvaux, Yves Tanguy (en la fotografía, su obra Todavía y siempre), Joan Miró, René Magritte, Max Ernst, André Masson, Jean Arp o Man Ray son algunos de los artistas que componen esta muestra. Sin embargo, según destacó ayer durante la presentación el comisario del montaje, José Jiménez, filósofo y profesor de Estética y Teoría de las Artes en la Universidad Autónoma de Madrid, en esta retrospectiva también se incluyen nombres menos obvios.
Ese es el caso de un buen número de mujeres, maestras que tuvieron una significativa importancia más allá del papel que desempeñaron en los inicios del movimiento como musas, objetos de deseo o compañeras. Aquí, en cambio, sus nombres son rescatados para devolverles el interés que tuvieron como personalidad creativa.
En total, son hasta 11 los rostros femeninos que aparecen en la iniciativa: Claude Cahun, Kay Sage, Nadja, Toyen, Dora Maar, Leonor Fini, Remedios Varo, Dorothea Tanning, Ángeles Santos, Meret Oppenheim y Leonora Carrington.
TRAYECTO SINUOSO. Jiménez avanzó, además, que no se trata de una exposición «lineal», sino que cada espectador encuentra «sus resonancias» a través de los «recovecos» que teje la muestra. «Hay un trayecto sinuoso con algún sobresalto».
En palabras del director artístico del Thyssen, Guillermo Solana, esto responde a la esencia surrealista: El asombro. «En cada esquina de esta exposición se recupera ese sentimiento», apuntó.
El surrealismo y el sueño se articula, así, en ocho capítulos que organizan temáticamente el conjunto: Los que abrieron las vías; Yo es otro (Variaciones y metamorfosis de la identidad); La conversación infinita (El sueño es la superación de Babel: todas las lenguas hablan entre sí, todos los lenguajes son el mismo); Más allá del bien y del mal (Un mundo donde no rigen ni la moral ni la razón); Donde todo es posible; El agudo brillo del deseo. (La pulsión de Eros sin las censuras de la vida consciente); Paisajes de una tierra distinta; y Turbaciones irresistibles (La pesadilla, la zozobra).
Respecto al presupuesto de la iniciativa, Solana puntualizó que cuando se ideó, la cifra pensada para transportes y seguros -la partida más importante- era de un millón de euros. Sin embargo, debido a la marcha de Caja Madrid como patrocinador, esta cantidad se redujo a 750.000 euros. «Para las exposiciones hoy no es fácil conseguir patrocinio, pero seguimos trabajando en ello», destacó.
Por otra parte, aunque a modo de especial y singular acompañamiento de la propuesta, hoy y mañana se celebrará en el museo un congreso internacional en el que destacados especialistas debatirán sobre la concepción surrealista del sueño, así como de su proyección e influencia en la cultura de nuestro tiempo y el mundo actual que nos rodea.
En él participarán, como figuras destacadas en el mundo del arte, el comisario de la exposición, José Jiménez; Rosa Maria Malet, directora de la Fundación Joan Miro; Georges Sebbag, doctor en Filosofía e historiador del surrealismo; Fernando Martín, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla; entre otros.
Asimismo, se ha organizado un curso monográfico, que tendrá lugar del 23 de octubre al 11 de diciembre, en el que se abordaran diversos aspectos de esta corriente pictórica más relacionados con una actitud vital que con un movimiento artístico. Entre los ponentes estarán Solana; Montse Aguer, directora del Centro de Estudios Dalinianos de la Fundacio Gala-Salvador Dalí; Oliva Maria Rubio, directora artística de La Fabrica; Román Gubern, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona;o el propio José Jiménez, director del curso.