Juan Bravo

BAJO EL VOLCÁN

Juan Bravo


Jorge Laborda, un lujo para nuestra ciudad

22/06/2025

Resulta la mar de agradable poder dedicar un artículo laudatorio a un amigo, por más que se sepa de antemano que esa misma amistad mermará posiblemente el alcance de los elogios prodigados. 

Conocí a Jorge Laborda, el año del arranque de la Facultad de Medicina de Albacete. Todavía no se había puesto la primera piedra de la que, unos años más tarde, sería la hermosa y prestigiosa Facultad de Medicina de Albacete -la joya de la corona-. De ahí que tuviéramos que convivir en el mismo edificio la Facultad de Humanidades. la de Enfermería y la de Medicina, con su animalario y su sala de disecciones. Jorge, aragonés de pura cepa. licenciado en Ciencias Químicas en la Universidad de Zaragoza, arribaba a Albacete, después de doctorarse en Villejuif (París), en el Centro de Investigación Científica sobre el Cáncer; y, otra larga estancia en la Universidad de Georgetown, en Washington DC, y posteriormente, en el "Centro para la Evaluación e Investigación de Estudios Biológicos".  

Lo primero que me llamó poderosamente la atención fue sus ansias de saber, su curiosidad universal, renacentista, por la práctica totalidad de las ramas del saber, e especial por los estudios literarios, históricos y sociales, además de todo cuanto pudiera convenir a su, ya por entonces, profundo andamiaje de conocimientos científicos.  Me confesó, incluso, que pretendía hacer una tesis de Humanidades. Eso y nuestro común gusto por la escritura nos fue uniendo más y más. Eternos conversadores los dos, sentamos las bases de una pequeña tertulia sabatina a cuyo cogollito original fueron uniéndose amigos y colegas de diversa índole, sin que el número superase en ningún momento los ocho o diez componentes.

Para entonces Jorge pretendía comerse el mundo, de ahí que, incapaz de decir no, aceptara formar parte, 2007, de la primera candidatura de Manuel Pérez Castel al Ayuntamiento de Albacete, y, como tal, fue concejal socialista de Ciencia, Tecnología y Consumo, poniendo todo su empeño en inculcar los beneficios de la ciencia al ciudadano de la calle. Con anterioridad, en 2004, fue nombrado Decano de la Facultad de Medicina de la UCLM, puesto que logró en elecciones libres y democráticas. Fueron tiempos exaltantes para él, sus ansias de llegar a todo, su generosidad, como profesor, investigador, ensayista, articulista y lector infatigable, lo convirtieron en un prócer intelectual de la ciudad. Lo que a otro cualquiera le hubiera puesto al borde del infarto, a él le resultaba sencillo. 

Tenía una memoria fuera de lo común, y un altruismo que le llevaba a volcarse con compañeros, formando grupos de investigación. Había algo en él, no obstante, que le impedía ser feliz, cosa que atribuimos a su espíritu empírico, propio del mundo anglosajón, y consiguiente choque con la sociedad manchega, tan provinciana y tan incapaz de apreciar que individuos como Jorge constituyen un lujo para una ciudad. Por eso, más de una vez, temí que dejara la Universidad. Un poeta, un novelista pueden surgir casi por generación espontánea. Un científico, por el contrario, supone, además de una vocación, una preparación costosísima.

Por suerte, Jorge Laborda se quedó en la UCLM, iniciando una etapa de plena madurez, investigando (fruto de lo cual es el desvelamiento de dos genes, DLK1 y DLK2, reguladores de la actividad de los receptores NOTCH, entre otros muchos trabajos), enseñando en las Facultades de Medicina y Farmacia, y, especialmente erigiéndose en un divulgador científico, reconocido en toda España, despertando vocaciones entre los jóvenes y acercando a la gente corriente a ese tabú llamado Ciencia.  De entre sus más de veinte libros, cabe citar tres: "Se han clonado los dioses", en el que aborda el conflicto entre ciencia y religión, y el precio que este conflicto tiene en la sociedad y en las emociones humanas. "Luna y civilización: revelaciones de la Luna sobre la vida y la inteligencia del universo", obra apasionante en la que defiende las ideas de que, sin la Luna, los seres vivos inteligentes no hubieran surgido con facilidad sobre la Tierra. y "Estamos rodeados", una introducción a los fascinantes procesos por los que el sistema inmunitario nos defiende a cada instante de las posibles infecciones que nos acechan. 

Lo que caracteriza estos libros y los centenares de artículos publicados en revistas y diarios y recogidos en volúmenes titulados "Quilo de Ciencia", es no sólo la enorme variedad de temas abordados, sino también la amenidad con que son tratados, haciendo de la Ciencia una lectura ilusionante y admirable. Por todo ello damos la enhorabuena, a él y a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, que ha tenido a bien galardonarlo con el premio a la investigación y divulgación científica de nuestra región.