José Manuel Patón

LA PLUMA CONTRA LA ESPADA

José Manuel Patón


Los progres

20/09/2023

¿Quién no habrá sido progre alguna vez en su vida? Cuando éramos jovencitos casi todos éramos progres. ¿Qué cómo se hacía uno progre? Había varias fórmulas, pero todas pasaban por ver películas como El Acorazado Potemkin, tragarse aquellos pestiños de Bergman, leer a Herman Hesse, creer en el hinduismo, incluso ser del Atlético de Madrid o hacerse musulmán en aquella época. Pero si querías sacar nota, no te quedaba más remedio  que ir a las manifestaciones de la época, -OTAN NO, por ejemplo-, y tirar piedras a los grises. Cuando vino Carrillo nadie le echó en cara lo de los fusilamientos de Paracuellos, porque hasta se hizo monárquico con tal de hacer las paces. Chueca, Bod Dylan y el mundo obrero marcaban el paso. Ni el Muro de Berlín ni Siberia aparecían en el mapa. Lo importante era ponerse una flor en la solapa, ser lo más hippy posible y protestar por la guerra del Vietnam.
Pero las cosas cambiaron sobre todo porque Guerra dijo que a cambiar a España y que no la iba a conocer ni la madre que lo parió. Felipe gobernaba pacíficamente, y claro, los progres de entonces se quedaron sin material, al tiempo que triunfaba Julio Iglesias, se oían a los Beatles, los Rollins y la movida madrileña, con Alaska y las Tribus. 
Todo el mundo se olvidó de Lluis Llach, que por cierto se hizo diputado, -y a cobrar-, y qué decir de Víctor Jara y el Che Guevara, que quedó solo en las camisetas de algún despistado que nunca supo ni quien era ni lo que hacía. 
En España del PSOE con Felipe a la cabeza parecía que todas las reivindicaciones se habían logrado. Además el Muro de Berlín tenía pinta de convertirse en un escombro, y fue entonces cuando la gente descubrió lo que había pasado en el otro bando. Hasta Felipe se hizo social demócrata.
Y así fuimos llegando a un punto sin retorno donde casi no había nada que reivindicar por parte de la izquierda hasta que en la Puerta del Sol surgió  un grupito de resistentes, como los de la aldea de Asterix y Obelix, y le dio un golpe de timón a la casta socialista. Todos se habían hecho casi de derechas y todos vivían en fantásticos pisos en el Barrio de Salamanca de Madrid.
Pero entonces apareció Zapatero pensando en que el resucitar de los bandos en España le daría votos para seguir ganando las elecciones y les diferenciaría de una derecha apoltronada capitaneada por Rajoy. Inventó la alianza de civilizaciones, lo de los brotes verdes, la guerra de Irak y todo ese lío, y nos llevó al enfrentamiento y sumió a la España floreciente de González y Aznar a la pobreza más absoluta. Nos tuvo que sacar Europa de la crisis, mientras Zapatero rebajaba los salarios a los funcionarios y empezaba a hablar de los 'emprendedores', para disimular.
Leguina, Bono, González, Corcuera, Sancristobal, Benegas, Solana, Boyer, Solchaga … todos se instalaron en el barrio de Salamanca de Madrid, como también lo hizo el que les tachaba de casta. Y aquí estamos, que no sabemos ni donde estamos con Sánchez que se ha inventado otro progresismo consistente en pacta con la gente más reaccionaria del país.