El agua embalsada favorece la lucha contra los incendios

J.L.E.
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El actual volumen de los pantanos contribuye tanto a la disponibilidad de recursos como a la rapidez de los dispositivos de extinción para atender las emergencias.

Un avión anfibio del Infocam suelta agua para refrescar una zona afectada por un incendio forestal - Foto: Rubén Serrallé

El periodo de alto riesgo de incendios forestales, que comenzó el día 1 de junio y se prolongará hasta el 30 de septiembre, cuenta este año con un importante aliado: el agua. El buen estado de los embalses, a niveles máximos, contribuirá a que la respuesta de los medios aéreos sea más rápida, al tiempo que favorece la disponibilidad de recursos. 

Así lo pone de manifiesto Félix Mateo, director del Centro Provincial de Incendios Forestales, quien subraya la importancia del elevado nivel de agua de los embalses, que ofrece una situación distinta. «Hay mucho contraste con respecto al año pasado porque, por ejemplo, en el embalse de Contreras teníamos muchas limitaciones de carga y este año está a un nivel muy bueno». Mateo explica que los embalses de Buendía y Entrepeñas, «al ser tan grandes, aunque tengan poca agua, podíamos cargar, pero claro, el nivel en el que están este año es histórico». Los aviones anfibios del Infocam también pueden cargar agua en el embalse de Alarcón. En el caso del embalse de la Toba, lo hacen solo los helicópteros.

Según Mateo, las buenas reservas de agua de los pantanos facilitan «la disponibilidad de esos recursos y, sobre todo, que al final es tiempo que ganamos también para atender la emergencia». 

En cuanto a las previsiones sobre esta campaña, Mateo apela a la cautela y afirma que «la sequía acumulada es lo que condiciona muchísimo la evolución del verano». Sin embargo, la situación actual nada tiene que ver con los periodos de sequía. Este profesional, que atesora una larga experiencia en la lucha contra los incendios forestales, reitera que para este tipo de incendios, «estadísticamente, las primaveras lluviosas hacen que podamos decir que los veranos sean mejores de manera global». 

Es el punto de partida de la campaña en el periodo de alto riesgo, que después de meses en los que ha llovido mucho, «al tener el suelo más humedad, la vegetación está más hidratada, con lo cual la propagación del fuego sobre la vegetación también es menor». Ahora mismo, la campaña empieza «con mucho verde» y la previsión meteorológica es que la primera quincena de junio sea también con temperaturas más altas de lo normal. «Eso va a hacer que los combustibles se sigan desecando, pero no es nada novedoso con respecto a otros veranos y que conforme avance el verano la situación sea cada vez más peligrosa».

La campaña del año pasado no fue buena pese a que la primavera también fue lluviosa. La razón fue el incendio que se originó en Valverdejo, que afectó a otros municipios y arrasó 2.500 hectáreas.

Más de 600 profesionales. La provincia contará esta campaña de verano con seis medios aéreos, 49 medios terrestres, 35 puntos de vigilancia fija y más de 600 profesionales, entre técnicos, agentes medioambientales y bomberos forestales de Geacam, con el apoyo del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, circunscrito al territorio conquense.

El incendio que lo cambió todo. Este año se cumple el vigésimo aniversario del incendio de Riba de Saelices, en Guadalajara, que costó la vida de 11 bomberos forestales y agentes medioambientales del retén de Cogolludo. Según Félix Mateo, es «precisamente, el punto de inflexión» para el dispositivo del plan Infocam. «A raíz de aquel incendio es cuando se produce un cambio que ha sido progresivo durante estos últimos 20 años».

Los resultados visibles son «la estabilización del personal y la profesionalización», tanto en medios materiales como humanos. Todo ello contribuye a que «la eficiencia sea muy buena, porque tenemos tiempos de respuesta que de media en 30 minutos estamos en todos los incendios». Además, otro aspecto esencial es que «también hemos aprendido la importancia de la movilización rápida».