Cuando termina la vendimia en Castilla-La Mancha se empieza a pensar en la varea. Lo que ocurre en los campos de olivos durante campaña de la aceituna acaba afectando también al consumidor y al precio que paga por el aceite de oliva en los supermercados o en su tienda de barrio. El año pasado la campaña fue muy corta y eso al final se ha acabado traduciendo en un encarecimiento del producto. Para este año el sector olivarero no prevé un alivio en los precios.
«El precio no tiene por qué variar mucho porque la campaña tampoco es grande y no va a haber mucho», apunta Gregorio Gómez, portavoz de la sectorial de Aceite de Oliva de Cooperativas Agro-alimentarias de Castilla-La Mancha. Esta mañana precisamente se reunieron para ver cómo se presenta la nueva campaña, analizar qué existencias quedan de la anterior y qué cantidad esperan recoger este año.
«Como la pasada campaña fue muy muy corta, la más corta de los últimos diez años, el precio ha subido», explica Gómez. No obstante, apunta que están en parte preocupados y en parte molestos por todo el foco que se ha puesto con el aceite de oliva. «Nos preocupa y nos molesta un poco que parece que no hay otra noticia en este país que no sea el aceite de oliva», indica.
El director gerente de la Fundación Patrimonio Cultural Olivarero, Iñaki Benito, indica que la producción que se espera para este año es «algo mayor que la campaña pasada». Con todo, no llegará a ser una campaña grande y se suma que han llegado a este momento de la temporada con menos existencias que hace un año. «La situación de precios no parece que vaya a cambiar en el corto plazo», apunta.
Benito señala que el sector está ante «disponibilidades muy cortas», pues se calcula que en stock quedan unas 250.000 toneladas de aceite en todo el país. «Las disponibilidades van a estar ajustadas», apuntó, «hay que atender a nuestros clientes del mercado exterior y hay que atender al mercado nacional».
Una campaña de 75.000 toneladas
Para esta campaña de aceituna se prevé que en todo el país se produzcan 750.000 toneladas de aceite. Una de cada diez saldrá de los olivares castellano-manchegos. Gregorio Gómez da una previsión de 75.000 toneladas para esta campaña. El dato es mejor que el del año pasado, que fue muy malo, pero tampoco será una campaña grande.
«La campaña es algo mejor que la campaña pasada, que fue muy muy mala», explica, «pero es una campaña más baja, una de las más bajas de los últimos diez años». Se recogerá un 11 por ciento más que hace un año, pero un 35 por ciento menos que la media del último lustro.
La lluvia ya no subirá la producción. Las últimas lluvias no han venido mal, pues van a ayudar a que el producto se desarrolle bien «y el olivo se recupere», explica Gómez. Ahora bien, no supondrá un incremento en la cantidad que se prevé recoger. «La aceituna es la que hay», corrobora.
Esta campaña ha sido corta porque se ha juntado la sequía que hubo en primavera con episodios de calor en el momento en el que ha de cuajar la aceituna. «Hizo días de muchísimo calor y la flor se quemó», explica.
De muy buena calidad
La buena noticia es que la nueva campaña se prevé con buenos rendimientos en la calidad. «La calidad que creemos que va a haber es muy muy buena», comentó Gregorio Gómez, «tremenda de buena».
La reunión de la Sectorial de Aceite de Oliva de Cooperativas Agro-alimentarias se celebró en la localidad toledana de Mora y a su clausura asistió la delegada provincial de Agricultura, Elena Martín Bravo. Destacó el compromiso del Gobierno regional para anticipar las ayudas de la PAC desde el momento en que Bruselas permite hacer esos adelantos, es decir, desde mediados de octubre. «Desde la Consejería se ha cumplido con el compromiso del Gobierno de Castilla-La Mancha, dotando de liquidez a agricultores y ganaderos con los anticipos», expuso. Es una inyección de 225 millones, indicó.