«Espero aportar algo de frescura y una visión diferente»

Leo Cortijo
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«Espero aportar algo de frescura y una visión diferente» - Foto: Javier Pozo

Su juventud ha generado opiniones para todos los gustos, pero ésta no tiene por qué estar reñida con la elaboración de un buen pregón. Todo depende de las cualidades de cada uno y Juan Ignacio Cantero está tranquilo y satisfecho por el resultado final. «Quiero que el pregón sea un homenaje a las letras, a lo que yo soy y a lo que pueda expresar», comenta a un suspiro de dirigirse a la comunidad semanasantera, a la que quiere insuflar positividad y «despertar el alma».

A prácticamente nada de pronunciar el pregón en el Auditorio, ¿qué ha supuesto y cómo ha sido el proceso de creación desde que fuiste designado en octubre? 

Con muchísima ilusión, evidentemente. Sé que es lo que se dice siempre, pero es así cuando recibes la noticia, pues estás lleno de orgullo, incluso extasiado en un principio porque es algo que al que es nazareno y encima se ha dedicado en parte de su vida a la escritura, es un sueño cumplido. En el momento en que sales elegido te sientes con una responsabilidad enorme sobre los hombros, pero a la vez pleno de orgullo. El proceso cada uno lo llevará su manera, yo lo tuve muy claro.

Desde mi designación hasta Navidad me dediqué a escuchar, he leído muchos pregones de Cuenca, de Sevilla, me he visto lo que hay en YouTube tanto de los que tenemos en la tierra como más allá de nuestras fronteras. Fue una época de documentación completamente, fue ver qué me gusta y que no me gusta, empaparme, por así decirlo, de todo lo que hay. Pasada la Navidad, me lanzo a hacer una primera estructura, unas primeras ideas que vayan articulando lo que es el pregón. Desde enero hasta esta época es ir llenándolo de texto. La idea la tenía muy clara desde un principio. No quiero que sea muy extenso, pero tampoco excesivamente corto, entre 40 y 50 minutos.

En esa labor documental que bien apuntas, ¿qué has sacado en claro, qué te ha llamado la atención?

En el caso de Cuenca ya tenía, si no leídos o vistos todos, te diría que una buena parte, porque el libro de Luis Calvo Cortijo lo tengo muy asimilado, y muy muy leído. Siempre tengo mis favoritos, que son los de José Miguel Carretero, Luis Calvo y Rafa Pérez padre, que son pregones para mí de referencia. He visto que cosas nuevas y cosas que no quiero para mi pregón, como una línea muy muy lineal, valga la redundancia, de empezar el Domingo de Ramos y acabar el Domingo de Resurrección. 

Quería algo más de ideas, más de sentimientos y no hacer un recorrido por las procesiones ni por los días de Semana Santa. Me fijé en aquellos que tiran más por la literatura, por la fe, por la parte periodística... coger un poquito de aquí, un poquito de allá, lo que te digo: lo que me gustaba y lo que no,  y articularlo. Dentro de que en un pregón no se puede innovar en una enorme cantidad, sí que por lo menos sea algo con una idea un poco más fresca, ya que muchas veces me dicen que he venido a dar un poco de frescura, algo de juventud.

En esos pilares maestros que has mencionado, ¿qué va a pesar más en tu pregón, la parte literaria, la periodística, la de la fe, la nazarena... o todas por igual?

Yo creo que debe ser muy equilibrado, es decir, mi idea es que se perciban todas y que estén bastante diferenciadas. La vivencia nazarena quizá la he explotado algo menos porque no quiero caer en los típicos pregones de contar experiencias y anécdotas, que al final creo que es algo más de gente con más con más bagaje, más trayectoria. Yo, al ser alguien más joven, no creo que tenga que ser el que venga a contar el anecdotario de la Semana Santa de Cuenca, pero sí está la parte periodística de crónica, la de sentimiento y la literaria. 

Además, también hay una parte que me apetecía mucho meter que es casi como como una arenga, como un despertar para la gente de «oye, tenemos una celebración que es una envidia y es de lo más grande que puede dar esta ciudad». Es una parte casi de arenga militar, de despertar conciencia, de intentar levantar el espíritu. Si estoy intentando despertar los corazones en una celebración que es básicamente de fe, esa parte también va va incorporada.

¿Qué papel juega el hecho de que seas tan joven?

Eso ha estado latente, lo sé. La crítica por ser una persona joven que no tiene todavía el bagaje o la trayectoria... hay gente en la Semana Santa que tiene esa percepción, que tiene esa opinión, que es lícita y cada uno lo considera como estima oportuno, pero a mí, si te digo la verdad, no me ha pesado. En un principio, cuando te lo dicen, sí que no estás todavía del todo convencido, pero luego según vas hablando con gente, dices «¿por qué no?». Es un cambio que a veces también se da, igual que cogemos pregoneros que vengan más del punto del apartado de la historia o de la fe, que también han sido sacerdotes, obispos o cardenales, ¿por qué no podía ser una persona joven?

Sí que me llegan ese tipo de comentarios de la juventud, pero creo que al final, mayoritariamente, las opiniones que me han llegado son buenas, y que hacía falta este cambio, hacía falta que se abra esa posibilidad, ya no para mí, de que algún día más personas jóvenes lo hagan, por supuesto, porque hay mucho talento joven en Cuenca. No tengo ningún nervio y no me ocasiona ningún tipo de problema el hecho de la juventud, así que espero que a la vez sea algo incluso bueno, por aportar algo de frescura y una visión diferente a lo que se venía dando en los pregones. 

Además de la propia creación, ¿qué tal el apartado mental? Creo que es clave para hacer un buen pregón andar bien en ese sentido…

El apartado psicológico se lleva, como decía al principio, con todo el ánimo del mundo de intentar hacer algo diferente, llamativo, que esté a la altura, ya no de mí, que al final soy el que va a poner voz a la Semana Santa, sino de lo que es la Semana Santa, de lo que merece esta ciudad y lo que merece esta celebración y el pregón, que hay que ponerlo también en valor. Psicológicamente, dentro de esta responsabilidad, es cargarte de ánimo, de ideas y ponerte a escribir. Ha habido muchísimas personas, antiguos pregoneros, gente a la que respeto y valoro muchísimo, que me han ofrecido ayuda, pero les he dicho a todos que agradecidísimo, pero quiero que sea algo personal, que tenga mis aciertos, mis errores, pero que sea yo el que está en ese pregón. 

Al final quiero que sea lo que yo considero que ha de ser. Sí que tengo a mi pareja, a Clara, que es la persona a la que siempre le voy comentando… va a acabar harta de escucharlo y de leerlo [risas]. Es una persona que me conoce, es maestra y considero que tiene también el bagaje suficiente para poder asimilar, criticar y saber lo que soy yo y lo que no soy… Está haciendo el pregón casi conmigo, y no he querido tener otra, ni siquiera mis padres, que no lo van a leer antes de este viernes.

Con todo lo expuesto, ¿estás satisfecho? ¿Es, como tú dices, el pregón que querías?

Sí, hoy sí, y además es que esto lo he hablado con otros pregoneros, porque luego, a lo mejor, lo que  haría hoy lo coges en 10 o 15 años y dices, «yo esto ahora no lo diría así o esto ahora no lo pienso de esta manera», pero un pregón ha de ser lo que en este momento tú eres. Con lo cual, a día de hoy, sí, estoy bastante contento, por no decir muy muy contento con lo que me ha salido, con lo que tengo pensado y con lo que ese pregón demuestra de lo que hay detrás del nazareno, del periodista, de la persona. Es la idea que yo querría dar, la idea que yo querría tener y a lo mejor lo que decimos, lo que hablan los pregoneros, a lo mejor lo cojo en 15 años y no, pero a día de hoy sí que es el Juan Ignacio Cantero que tendría que estar en el pregón.

¿Con qué resultado se daría por satisfecho el pregonero?

Mi meta es colectiva, siempre lo digo. Mi meta es que la gente salga del pregón con el alma encendida con el 'nazarenismo', que es una palabra inventada que siempre uso [risas]. Espero que la gente una vez escuchado el pregón diga «venga, ya es Domingo de Ramos, que empiece la Semana Santa porque yo ya estoy enchufado». Esa es mi idea, que si la gente sale de ahí con esa sensación, yo ya puedo estar tranquilísimo de que el pregón ha cumplido su objetivo. Eso en el plano colectivo, en el plano personal, pues hombre, a nadie engañamos cuando el día de la presentación del cartel te coge gente y te dice: «me has entusiasmado, me has encantado, estoy deseando escucharte». 

Esa parte individual no hay que negarla, también le gusta a uno gustar. Que digan que están contentos con lo que has hecho también me llenaría, pero vamos, mi meta sobre todo es la colectiva, la de que la gente salga de allí con la idea de que va a ser una Semana Santa fabulosa y que hemos empezado con buen pie porque se ha encendido el alma nazarena y la gente tiene ganas de vivir lo más grande que hay en la ciudad que es la Semana Santa y que el pregón ha contribuido a ello.