Inmersiones de plata

Manu Reina
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Los Grupos de Especialistas en Actividades Subacuáticas de Castilla-La Mancha de la Guardia Civil conmemoran un cuarto de siglo con un balance «positivo» por todas sus intervenciones

El agente Jesús, que se mantiene fuera del agua para supervisar toda la operación, ayuda a sus compañeros Bartolomé y Alejandro a prepararse antes de acometer la inmersión. - Foto: Manu Reina

La filosofía de la Benemérita es estar siempre al servicio del ciudadano, independientemente de cuál sea el escenario en el que tenga que actuar. El fin de los agentes es atender cualquier llamada de emergencia e intervenir con profesionalidad en cada operación. Para conseguir con creces ese objetivo cuentan con una exhaustiva preparación. Una de las unidades más reconocidas por su ardua labor son los Grupos de Especialistas en Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, cuyo ámbito de actuación es bajo el agua.

En Castilla-La Mancha hay una unidad, que está compuesta en estos momentos por seis agentes, y cuya sede se encuentra en la capital conquense. Si bien es cierto que no solo actúa en la región, sino que acude allá «donde se nos requiera», explica el jefe accidental de los GEAS de Castilla-La Mancha, Bartolomé Arcos. Esta especialidad conmemora este año el 25 aniversario del comienzo de sus operaciones en esta tierra y el balance es «positivo porque hemos conseguido hacer siempre un gran trabajo». Bartolomé, que lleva en esta unidad de la Benemérita desde que se pusiera en marcha en Cuenca, considera que «hemos hecho una gran labor a la comunidad autónoma» y asegura que «somos muy queridos porque siempre nos agradecen mucho el trabajo que hacemos».

Uno de los cometidos fundamentales que se les encomienda nada más jurar el cargo a cada agente del GEAS es la búsqueda, localización y recuperación de personas y objetos en medios acuáticos y subacuáticos. Bartolomé explica que cada intervención es «distinta» y dependiendo de la zona y espacio, la operación puede ser más o menos complicada. Sí que destaca que lo más difícil a lo que se exponen es «recuperar el cuerpo de un joven fallecido». Pero, al fin y al cabo, están preparados para eso y mucho más. También tienen que hacer labores de vigilancia, prevención y protección del patrimonio cultural, histórico y natural sumergido, así como la realización de labores de reconocimiento y seguridad en competiciones o actividades lúdicas en el medio acuático o subacuático, entre otras funciones. Sin olvidar que tienen que dar apoyo a otros cuerpos de la Guardia Civil.

Jesús (derecha) ayuda a Bartolomé a cerrarse el traje de buceo.Jesús (derecha) ayuda a Bartolomé a cerrarse el traje de buceo. - Foto: Manu ReinaEl jefe accidental de los GEAS de Castilla-La Mancha explica que en este cuarto de siglo sus labores han estado enfocadas en la región, pero también han recorrido todo el panorama nacional. Hace unos días tuvieron que dar apoyo en Madrid y poco tiempo atrás en San Sebastián. Bartolomé incide que «últimamente actuamos más fuera que dentro de Castilla-La Mancha». De hecho, «somos nosotros quienes nos desplazamos a ayudar a compañeros». Evidentemente, cuando este grupo castellanomanchego lo requiera, también recibirá ayuda. La última intervención en tierras conquenses se produjo hace unas semanas en el embalse de Buendía, en la que «tuvimos que rescatar el cuerpo de un joven de 19 años». Al parecer se precipitó y falleció como consecuencia de una fractura de cuello. 

 

Operativo. Estos agentes llevan además una exhaustiva preparación física y mental porque sus actuaciones suponen un gran desgaste físico y psicológico. De hecho, cada día tienen que llevar a cabo ejercicios teóricos y prácticos, además de una inmersión semanal. Todo ello, con una prueba trimestral donde trabajan la apnea, «en la que tenemos que recorrer bajo el agua 25 metros de longitud sin respirar y estar 75 segundos en estático». Cuentan con cinco trajes diferentes, ya sea seco, semiseco, húmedo, uno especial para verano y otro más para aguas contaminadas. Es importante la vestimenta porque se enfrentan siempre a un mismo enemigo, como es la temperatura, que cae a medida que se bucea hacia abajo.

El material que cuelgan a sus espaldas puede pesar fácilmente más de 40 kilogramos. Tienen distintos protocolos de búsqueda. Usan frecuentemente dos botellas de aire en cada inmersión y siempre deben ir en pareja bajo el agua. Tampoco pueden sumergirse sin la supervisión de otros dos agentes que se mantienen en tierra cuando la profundidad que se alcanza supera los diez metros. En los casos de rescate de fallecidos tienen que recoger también una muestra del agua, que será determinante para el resultado de la autopsia. En los pantanos de Alarcón y Buendía es donde realizan mayoritariamente sus maniobras, aunque no tienen un punto fijo de entrenamiento.

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El jefe accidental de los GEAS de Castilla-La Mancha, Bartolomé Arcos, revisa con detalle todo el material que siempre llevan en la furgoneta, que contiene todo lo necesario para hacer un exitoso trabajo.
El jefe accidental de los GEAS de Castilla-La Mancha, Bartolomé Arcos, revisa con detalle todo el material que siempre llevan en la furgoneta, que contiene todo lo necesario para hacer un exitoso trabajo. - Foto: Manu Reina
Bartolomé y Alejandro nadan por encima del agua y visualizan el interior antes de sumergirse en el río Júcar.
Bartolomé y Alejandro nadan por encima del agua y visualizan el interior antes de sumergirse en el río Júcar. - Foto: Manu Reina

Bartolomé Arcos recuerda que es «muy importante cumplir con las recomendaciones y las normas», por lo que incide en que cualquier persona «tiene que estar siempre en una zona acuática en la que haga pie», además de «echarse siempre agua en la nuca para no sufrir desmayos», sentencia.