Cáritas afronta una subida del 51% de la demanda de ropa usada

Miguel A. Ramón
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Ropacor, la tienda de la entidad diocesana, 'vende' en 2022 cerca de 29.000 artículos, casi 10.000 más que en 2021 y supera con creces los niveles de la prepandemia

La monitora de la línea de ropa usada de Cáritas, Julia Cuenca (i), junto a dos de los alumnos del curso en la sala de selección. - Foto: Miguel A. Ramón

Ropacor, el proyecto solidario de Cáritas Diocesana de Cuenca, cumple ya 18 años, ofreciendo no solo ropa, calzado y complementos de segunda mano a precios prácticamente testimoniales –en su mayoría a 0,50 y 1 euro–, sino también dando una salida a personas en riesgo de exclusión social, sin empleo y con baja o nula cualificación profesional, que durante seis meses reciben una formación, al tiempo que aportan su granito de arena para que este proyecto solidario funcione a la perfección.

Esta tienda se convierte, al fin y al cabo, en la culminación de esta línea de reciclaje de ropa de Cáritas, enmarcada dentro del proyecto 'Reciclando desde la inclusión', que en los últimos años está afrontando un considerable incremento de la demanda de este tipo de artículos. 

Y es que cada vez son más las personas que se acercan diariamente a Ropacor, hasta el punto de que en 2022 se 'vendieron' cerca de 29.000 artículos, un 51 por ciento más que los 19.000 del año anterior y bastante por encima de los 25.000 de antes de la pandemia, en 2019, según las cifras ofrecidas por Cáritas.

Dos de las alumnas trabajan en el taller de la línea de reciclaje de ropa.Dos de las alumnas trabajan en el taller de la línea de reciclaje de ropa. - Foto: Miguel A. Ramón

No es de extrañar que su secretaria general, Paz Ramírez, haga un balance positivo del funcionamiento de este proyecto, que da salida diariamente a una media de unas 200 prendas, zapatos y complementos, porque no solo «se ayuda a darles una salida a personas en exclusión social, sino que también cuidamos el medio ambiente y promovemos el consumo responsable, al dar una segunda oportunidad a esta ropa». 

Caída de las donaciones. Este aumento de la actual demanda contrasta, sin embargo, con el menor volumen de donaciones de ropa usada con respecto a la prepandemia, que ha pasado de los 87.000 kilos de 2019 a los 67.000 de 2022.

Descenso que responde, según Cáritas, a la entrada en funcionamiento del servicio de recogida de ropa del Ayuntamiento y las iniciativas de reciclaje de las grandes cadenas textiles.

En la tienda de Ropacor se 'venden' diariamente en torno a 200 artículos.En la tienda de Ropacor se 'venden' diariamente en torno a 200 artículos. - Foto: Miguel A. Ramón

No obstante, no está suponiendo ningún inconveniente y, según Ramírez, esa mayor demanda se está cubriendo sin ningún problema; y eso que sólo se puede aprovechar para su 'venta' el 40% de la ropa, ya que el resto no se encuentra en un estado aceptable, por lo que se destina al reciclaje.

El perfil de los usuarios de Ropacor no ha cambiado en los últimos años y sigue respondiendo a una persona de entre 35 y 55 años de edad, de etnia gitana o extranjero, especialmente sudamericanos y marroquíes, que está en búsqueda activa de empleo.

La mayoría de las donaciones son de ropa de mujer, de ahí que se eche en falta tanto la ropa de cama como las prendas de hombre y aquellas más cómodas y deportivas.

Cada vez más personas acuden a la tienda Ropacor para hacerse con alguna de las prendas que ofrece a precios simbólicos.Cada vez más personas acuden a la tienda Ropacor para hacerse con alguna de las prendas que ofrece a precios simbólicos. - Foto: Miguel A. Ramón

"Lo importante, las personas". Cáritas tiene claro que «lo importante son las personas, no la ropa», según apunta la monitora del proyecto Reciclando con inclusión, Julia Cuenca.

De ahí que la formación de la veintena de personas en riesgo de exclusión social que participan al año en esta línea de reciclaje de ropa sea una parte fundamental de este proyecto solidario y sostenible.

Curso de seis meses de duración, que cuenta con la financiación del Gobierno regional mediante fondos europeos, con el que no solo adquieren competencias en selección, limpieza y manipulación de ropa, trabajo en equipo y almacenaje, sino también en digitalización, habilidades sociales e, incluso, en lengua y matemáticas; todo encaminado a su socialización y a mejorar sus opciones de incorporación al mercado laboral.

Formación indispensable que compaginan con formar parte del engranaje de esta línea de reciclaje de ropa usada, que ofrece una segunda oportunidad a la ropa, calzado y complementos donada por los conquenses.

Un proceso que se inicia con la recepción en la sede de Cáritas Diocesana en la capital de esta ropa.

De ahí pasa a la sala de selección, donde los alumnos, tutelados por una monitora, separan, en primer lugar, los artículos que pueden reutilizarse de los que no, y, a continuación, clasifican entre ropa de primavera-verano y de otoño-invierno.

Se emperchan y se llevan a la sala de higienización, donde se les somete durante 12 horas a un proceso de ozonización.

El taller es el siguiente paso en la cadena, esta vez para su revisión, planchado, clasificación final y etiquetado.

De esta manera, llegan a la tienda Ropacor, en el hall de Cáritas, donde se ofrecen cada día en torno a medio millar de artículos en buen estado y listos para ser reutilizados.