Entre la fe y la tierra

Manu Reina
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Las hermandades de San Isidro de Arriba y Abajo rinden honores a su patrón con alegría y devoción en cada uno de los cultos y procesionan acompañadas por centenares de conquenses

Entre la fe y la tierra - Foto: Manu Reina

¡Viva San Isidro Labrador! Así, una y otra vez. Cánticos en forma de agradecimientos, alabanzas y especialmente ruegos marcaron ayer los actos centrales para honrar al patrón de los agricultores. Es una festividad con gran arraigo en la capital, y que, como viene siendo habitual, los hermanos festejaron por todo lo alto, implorando, además, para que la lluvia vuelva a aparecer en escena. Ese es el mayor de los deseos para los trabajadores del campo.

Así, tanto la Hermandad de San Isidro de Arriba como la de Abajo vivieron con pasión, admiración y devoción los encuentros programados para rendir culto a su patrón. Tanto una como otra procesionaron con las imágenes a hombros por las calles, acompañados de cientos de personas y autoridades, que no quisieron perderse esta cita ineludible en el calendario. 

En concreto, en horario matutino, como viene siendo habitual, la Hermandad de San Isidro de Abajo celebró sus cultos en la zona del llano, concretamente en las inmediaciones de la Ronda Oeste, con todas las miradas centradas en la procesión, que partió desde la Ermita de San Antonio (El Largo) y cuyo cortejo procesional estuvo marcado por las alabanzas a las imágenes de San Isidro y su mujer, Santa María de la Cabeza. Los más pequeños, con los característicos atuendos serranos y una enorme sonrisa en sus rostros, tomaron también camino en la procesión, marcada por los pasos de los más fieles y con las marchas de la Banda Municipal de Música. 

Los actos, que se vienen celebrando durante la semana con el añadido de distintas actividades culturales y populares, concluyeron con la tradicional bendición de campos para pedir a San Isidro Labrador protección por sus cosechas, además de oficiarse la solemne función en honor al santo patrón de los agricultores.

Por otro lado, y en horario de tarde, la Hermandad de San Isidro de Arriba celebró sus actos litúrgicos centrales con la misma devoción y admiración, concretamente en la Ermita por el camino de San Isidro. La procesión discurrió con paso firme hasta el barrio del Castillo, no sin antes oficiarse la solemne función religiosa. Así, centenares de personas acompañaron a las imágenes de San Isidro y su mujer, Santa María de la Cabeza, además de hacerlo también con el paso infantil de San Isidrete. Un recorrido con los santos a hombros donde los más fieles rindieron una vez más honores al son una vez más de la Banda de Música. El cortejo procesional retrocedió por sus propios pasos para celebrar la bendición de los campos, concretamente a la altura del mirador de la Cruz de la Era, en la que no solo desearon protección para sus cosechas, sino que también imploraron para que la lluvia riegue sus campos.  

San Isidro representa la integración de la devoción religiosa con la vida cotidiana y el trabajo en el campo, y su festividad es una oportunidad para honrar estas tradiciones. Así, una vez más, tanto la Hermandad de San Isidro de Arriba como la de Abajo celebraron la festividad por todo lo alto. Los actos centrales tuvieron lugar hoy, tal y como es tradición cada 15 de mayo, aunque ambas oficiarán una misa mañana en recuerdo de las almas de los hermanos difuntos.