La cosecha de miel de romero baja un 50 por ciento

J. López
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La Asociación Provincial de Apicultores asegura que la meteorología es la causante de la reducción

La cosecha de miel de romero baja un 50 por ciento

En estos últimos días de primavera, y previos al inicio de la estación estival, los apicultores finalizan la recogida de miel de romero en buena parte de la provincia. Los resultados, a diferencia de años precedentes, no son nada halagüeños, pues habrá una reducción notable en el número de kilos de este tipo de miel, reconocida en el mercado por su extraordinaria pureza.

Ahora bien, la primera extracción del año se verá reducida notablemente respecto a campañas anteriores, en parte por el comportamiento meteorológico anómalo que se dio desde el inicio de año y hasta el comienzo de la primavera.

En principio, «se han dado muchas circunstancias que no han favorecido la recolección o el aprovechamiento de la floración», expone el presidente de la Asociación Provincial de Apicultores de Cuenca (APAC), Isidro Marín, quien califica la cosecha de primavera, una vez que ya se puede dar por concluida, de «bastante floja». Tanto es así que calcula que la reducción de kilos de miel de romero será de entre un 50 y un 60 por ciento respecto a una campaña normal.

El apicultor señala que se han dado varias coincidencias para que la floración no fuera todo lo buena que se requiere. El invierno fue suave, sin apenas temperaturas bajas, y esta causa provocó que la floración del arbusto se adelantase en el tiempo. Además, y aunque «hubo abundante floración», por las noches «hacía frío, heló, se fue pasando la flor y la planta no dio el resultado que debía haber dado».

Por otro lado, dice Marín que las precipitaciones de principios de abril paliaron un tanto la falta de agua que se venía dando en meses anteriores, pero «no dio tampoco el resultado esperado».

No obstante, apunta que no todo son malas noticias en lo que se lleva de temporada, pues este año se certifica lo que ya se preveía a finales de la pasada. Y es que el número de enjambres ha crecido y multiplicado notablemente para sumar entre 8.000 y 10.000 nuevas colmenas y reunir en torno a las 50.000 unidades que conforman la cabaña apícola de la provincia. «Esto quiere decir que si hay más abejas también habrá menos miel», justifica el presidente.

A partir de esta época del año, las abejas comienzan a fabricar el dulce néctar con las numerosas aromáticas que crecen en los bosques y campos de la provincia. Se producen numerosas floraciones, propias de los suelos de la provincia, pero las más comunes son el tomillo, la mejorana, el cantueso, la ajedrea, el espliego, la salvia, el brezo o biércol, la esparceta silvestre, entre otras especies. Es habitual que a finales de este mes florezcan arbustos y plantas y las abejas melíferas produzcan el alimento a lo largo de las siguientes semanas.

Milflores. 

El representante de los apicultores cree que la campaña aún puede ser buena dependiendo de la recogida de miel milflores que se efectúa desde finales de verano y principios de otoño. Todo dependerá, de nuevo, del agua que caiga en todo este tiempo. «Si las lluvias nos acompañan se podrá recuperar la campaña, pero en principio partimos con un año flojo», recalca, y opina que por el número de abejas que tiene la cabaña apícola y por la fuerza de las colonias, «si la floración se da en tiempo, se estará en condiciones de recuperar la cosecha con la que finaliza la campaña».

En este punto, Marín subraya que debe tenerse en cuenta la bajada de las precipitaciones en los últimos años y, por tanto, la sequía que sigue sufriendo el campo.

A este principal problema que padecen las abejas para el desarrollo de polen, jalea o miel, se le añade otro tan determinante como el uso de herbicidas y pesticidas que se utilizan en el campo y que acaban con los insectos polinizadores. «El uso de estos herbicidas es un peligro para la biodiversidad», concluye el representante de APAC.