A las 9:30 en Guadalajara y tres horas después en Cuenca. Emiliano García-Page asistió esta mañana a la toma de posesión de dos de sus nuevos delegados de la Junta, precisamente los de las dos provincias que comparten los embalses de la cabecera del Tajo, Entrepeñas y Buendía, de los que sale el trasvase al Segura. En sendas intervenciones, el presidente de Castilla-La Mancha habló de agua.
En Guadalajara ya dio un avance. El presidente de la Junta advirtió de que hay un riesgo de que peligren los avances conseguidos en materia hídrica en Castilla-La Mancha. Estos avances en la última legislatura se han traducido en la aprobación de los caudales ecológicos que progresivamente se irán implantando con el Plan del Tajo y también en un cambio en las reglas de explotación del trasvase, reduciendo los volúmenes máximos que se pueden derivar con las reservas en nivel 2.
En Cuenca, García-Page entró más de lleno en el tema. Avisa de que se equivoca «cualquiera que esté pensando que puede volverse atrás en el Plan Hidrológico o en los planes aprobados, después de debates de años en los que hemos conseguido logros importantes». Y también añade que «el que piense que se puede arreglar el problema del agua quitándosela –la poca que hay– a quienes ya casi no la tienen, se equivoca». Así se pronunció el presidente en alusión a las palabras de Esteban González Pons ayer en Valencia. Y es que el cabeza de lista del PP por esta provincia garantizó que si Feijóo llega a la Moncloa aprobará un pacto estatal del agua para que «no falte agua en ninguna parte» y las cuencas puedan estar interconectadas. «Si tenemos agua, debemos repartirla», recalcó. Y prometió que el PP «jamás» aprobará un decreto para reducir el agua trasvasada.
A García-Page no le han hecho ninguna gracia las declaraciones de González Pons y le advierte de que los miembros del Gobierno regional «no podemos estar parados, ni pasivos, ni neutrales ante los intereses de Castilla-La Mancha». Tirando de una metáfora muy goyesca, Page reivindicó que el asunto del agua «no se arregla a bastonazo limpio entre unas regiones y otras, sobre todo cuando está muy claro el camino».
En este mismo sentido, el jefe del Ejecutivo regional explicó que el Estatuto de Castilla-La Mancha es una Ley Orgánica española que «no solo la aprueba la Comunidad Autónoma, no solo es nuestro documento base es una Ley Orgánica del Estado». Por eso apunta que «incumplir lo que dice el Estatuto de Autonomía –aunque sea desde Valencia, Murcia o Galicia– es un incumplimiento de una ley del Estado y defendible ante los tribunales de justicia, como hemos hecho con multitud de recursos, por ejemplo, con los trasvases».
Page asume que la política hídrica será «un tema recurrente» en el futuro porque «la batalla no ha terminado». Reiteró su apuesta por la desalación y recalcó que él defenderá Castilla-La Mancha «gobierne quien gobierne».