Los efectos del baby boom se notan cada vez más en el sistema de las pensiones públicas debido a la presión que ejerce sobre las cuentas públicas la oleada de jubilaciones. Por eso, desde el Gobierno se trabaja en buscar soluciones a esta situación, que van más allá de alargar la edad de jubilación. En este caso, se trata de buscar fórmulas para mantener activos al mayor número posible de mayores que ya han alcanzado la edad legal para acceder a su pensión.
Una de las soluciones que propone el Gobierno central es la jubilación reversible. Se trata de aumentar los incentivos para que quienes ya están jubilados regresen al mercado laboral, en este caso elevando el porcentaje de pensión que podrían seguir percibiendo mientras trabajan hasta el 20%. El anuncio llegó de la mano del secretario de Estado de Seguridad Social, Borja Suárez, durante su comparecencia en el Congreso. Allí confirmó que ya se trabaja en sustituir la actual jubilación flexible por un modelo reversible. Es decir, que los mayores que lo deseen puedan volver a trabajar con menos trabas.
El anuncio se ve con buenos ojos por parte de los jubilados conquenses. Uno de ellos es Justo Mora, presidente de la Unión Democrática de Pensionistas (UDP). «Creo que es muy buena idea por la sencilla razón de que ahora el envejecimiento no es igual que hace 10 o 20 años. Estamos todavía en una situación como para aportar mucho y sobre todo conocimiento y experiencia», subraya Mora a título personal.
Además, cree que es fundamental que los séniors, «quien lo desee, quiera y se sienta activo», puedan aportar su experiencia a los más jóvenes.Además, considera que esta iniciativa puede ser muy atractiva y apela a su propia situación. «Los jubilados hoy en día, como yo, por ejemplo, que soy jubilado y tengo cerca de 70, estoy plenamente activo y aporto todo lo que puedo, porque estar solo en casa o salir a pasear no es mi función».
Además, de propiciar que las personas sénior se mantengan activas, la jubilación reversible ofrece otro aspecto positivo, en este caso para los bolsillos de los jubilados. Para poder optar a esta modalidad, deberán haber transcurrido al menos seis meses desde que el trabajador, una vez jubilado, decida reincorporarse al mercado laboral con esta opción para poder recibir incentivos. La cuantía de la pensión a percibir (por la parte que no se trabaje) será un 20 % superior en el caso de que la jornada parcial sea entre el 60 y el 80 %, y un 10 % superior si la jornada es de entre el 40 y el 60 % de una completa.
«Sería un alivio importante para la pensión y, además, se debería compensar, porque hay que tener en cuenta que hay muchas pensiones que son muy bajas», advierte Mora. Aunque la pensión media por jubilación en Cuenca se sitúa en 1.289,23 euros por persona, existen diferencias notables entre la más elevada y la más baja.
A la espera de que la jubilación reversible cristalice y ofrezca la posibilidad de incentivar a las personas jubiladas para volver a trabajar, cada año aumentan los conquenses que abandonan la vida laboral. Solo en lo que va de año, hasta mayo, la Seguridad Social contabiliza 687 jubilaciones en la provincia, con una pensión media de 1.371,64 euros. De los 687 jubilados entre enero y mayo, 168 son menores de 65 años, mientas que 519 igualan o superan esa edad.
El año pasado se contabilizaron 1.526 altas iniciales de jubilación en la provincia de Cuenca, que se traducen en 4,1 cada día. Es una cifra muy superior a la que contabilizó la Seguridad Social un año antes, en 2023, cuando en Cuenca se contabilizaron .274 nuevos jubilados. En 2022 fueron 1.270 y 1.172 en 2021. Esta evolución revela la incidencia de la generación del baby boom –personas nacidas entre 1958 y 1977–, en las jubilaciones.