Las Turbas, a golpe de 'flash

Óscar Martínez
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Los fotógrafos conquenses Enrique Martínez Gil, José Antonio Panadero y Pedro Antonio Muñoz exponen en el Centro Cultural Aguirre

Las Turbas, a golpe de ‘flash

Solo hay un camino es el nombre dado a la excelente exposición fotográfica (y del catálogo) que se puede contemplar y degustar hasta el próximo 18 de abril en el Centro Cultural Aguirre de nuestra ciudad. Las fotografías, expuestas en blanco y negro, son obra de los fotógrafos conquenses Enrique Martínez Gil (cartelista de la pasada Semana Santa), José Antonio Panadero y Pedro Antonio Muñoz.

Las Turbas, ese rito que es parte y arte de la celebración religiosa y reflejo y raíz antropológica y popular de nuestra Semana Santa, han sido fotografiadas de principio a fin y sin concesiones por tres grandes de la fotografía local, cada uno con una sensibilidad, inteligencia y enfoques diferentes. Sesenta y cuatro fotografías son las que cuelgan de las paredes de las antiguas Escuelas Aguirre, de las que cada fotógrafo aporta dieciséis imágenes y veinte cada uno en el catálogo editado. La exposición nos sitúa ante un verdadero regalo fabuloso de instantáneas llenas de técnica y arte, además de sentimiento y originalidad ante el fenómeno que se produce todas las madrugadas de Viernes Santo en la procesión Camino del Calvario.

Muchos han sido los artistas que se han acercado al fenómeno de las Turbas, tanto pintores como escritores, poetas, cineastas o periodistas; pero es cierto que la fotografía, desde su particular «óptica», plasma y recoge perfectamente el epifenómeno de la vida conquense que es la Semana Santa y dentro de ella la original turba... La lista de fotógrafos que han «capturado» lo que acontece en Cuenca esa madrugada y amanecer es larga de claro talento, desde el Conde de la Ventosa, Zomeño, Nicolás Muller, Catalá Roca, pasando por Julián Pérez, Texeda, Pascual o Javier Romero, sin olvidar a infinidad de fotoperiodistas de los medios de comunicación. 

Enrique Martínez Gil, José Antonio Panadero y Pedro Antonio Muñoz y sus fotografías se han identificado magistralmente y de tal modo con lo que acontece antes, durante y después de la procesión, plasmando con una fuerza sublime y clarificadora -que nos acerca a lo teológico, estético, humano y popular- unas instantáneas que testifican las vivencias humanas y estéticas de los turbos conquenses...

Los tres fotógrafos, con todos los matices y sensibilidades que se quieran, han retratado con sus flashes los momentos en que se produce el diálogo y la dialéctica entre religión y pueblo, dando a sus fotos una dimensión profunda del mismo rito e identidad de las Turbas y de todo lo que las rodea.

Tres visiones de la Turbas. Enrique Martínez Gil, cartelista de la pasada Semana Santa, arquitecto y autodidacta en el arte fotográfico, ha desarrollado una larga y reconocida carrera en el mundo de la fotografía contando con innumerables premios y reconocimientos. La Semana Santa conquense ha sido capturada por el genial ojo de Martínez Gil en infinidad de exposiciones y publicaciones. En esta magnífica exposición ha seleccionado fotografías que ha realizado con su Canon 5D, profundizando en lo que no es lo más evidente y claro en una fotografía semanasantera, sino abordando lo que puede ser anecdótico o estar fuera de contexto, haciendo que lo secundario de esta temática tan sensible sea original y diferente, produciendo fotos que con el paso de los años van a trascender en el tiempo. A la exposición le aporta imágenes con una fuerza y desgarro poco habituales, en las que conocidos y anónimos turbos, veteranos y noveles tocan con sus palillos los tambores o rodean en masa al Cristo... Martínez Gil ha reflejado todo el discurrir de la Turba, desde que se abre el «portone» de El Salvador, hasta la llegada de la procesión a la Plaza Mayor, o los mil y un detalles que los turbos y los espectadores ofrecen al muy bien entrenado ojo del fotógrafo, que ha luchado y vencido a la escasez de luz y a los tópicos más evidentes...

José Antonio Panadero, autodidacta de la fotografía, todoterreno y versátil fotógrafo, ha evolucionado en su técnica y arte para llegar a ser un verdadero y auténtico virtuoso de la fotografía. Panadero ha colaborado y publicado sus fotos en diversas publicaciones y medios de comunicación, especializándose con maestría en la fotografía de estudio, donde se ha consagrado con sus últimos trabajos relacionados con lo conquense. La fotografía del cartel de la exposición es obra suya… Panadero nos sumerge con sus instantáneas realizadas con su cámara Pentax KP en los sentimientos y las emociones que viven y exteriorizan los turbos. El retrato es santo y seña de este polifacético creador que ha captado perfectamente la esencia de los momentos más intensos y tal vez menos "retratados" de lo acontecido alrededor de la turba que «acompaña» a Cristo… Una cena de turbos, un descanso, un toque fugaz con los palillos, un turbo dormitando... y los retratos de estudio donde Panadero capta la esencia del turbo en estado puro, reflejando, sin perder la belleza intrínseca de lo que su ojo ve, la realidad cruda de un turbo, hombre o mujer, ante la cámara que los sitúa en calma fuera del fragor del rito ancestral...

Pedro Antonio Muñoz, desde que adquirió una cámara Argus C3, no ha parado de aprender y crecer hasta llegar a ser un destacado fotógrafo, premiado y reconocido en muchas ocasiones. Pedro Antonio y su buen hacer en el mundo de la fotografía le han llevado a ejercitar con total libertad su interpretación de la Semana Santa, que ha abordado en múltiples ocasiones, con un trabajo reconocido y lleno de ideas y mensajes que ha sublimado con su visión, en este caso, de las Turbas. Su retina y su cámara Canon EOS 20D se han situado sobre los hombres y mujeres que conforman la turba, dando un aire atemporal a sus fotografías, en donde el retrato no capta solamente lo esperable de un turbo sino que lo sitúa en una suerte de «abstracción» y atemporalidad que Muñoz refleja con maestría al doblegar la falta de luz y la gran cantidad de gente que siempre rodea al protagonista de la instantánea. Turbos, hombres y mujeres, mayores o niños tocando sus tambores y clarines, sintiendo el rito y el fenómeno quizás de esa madrugada violenta y mística.