El ser humano está lleno de contradicciones. Parece que es algo innato. Somos capaces de hacer una cosa y justificar la contraria en la misma frase sin ningún tipo de rubor. Y eso, que algunos defienden como una forma de evolución, de mejora, de versión 2.0 de uno mismo, es reflejo de una sociedad que intenta guardar en el rincón más recóndito aquello que le incomoda. Creemos que la vida debe ser como una de esas comedias norteamericanas sin fuste ni muste, dicho sea de paso, que llevan al máximo exponente aquello tan tradicional del «fueron felices y comieron perdices» cuando la realidad es bien diferente. Así que, mientras vamos gastando las contadas páginas que restan del calendario anual, nos encontramos con algunas contradicciones que podemos calificar, al menos, de severas. Se llena la ciudad de elementos que anuncian la llegada del importado Jalogüin con toda una suerte de actividades diferentes con el noble fin de pasarlo terroríficamente bien. 

Dentro de todo este proceder hedonista, confundimos una vez más las churras con las merinas creyendo que la festividad de Todos los Santos (que es lo que celebraremos la semana que viene) se cimenta en todo aquello que rodea a la muerte, al terror, casi, casi a lo gore y es todo lo contrario. Lo triste de esto es que, mientras que buscamos el disfraz que mejor nos siente, giramos la cara para no contemplar la realidad que Cáritas Diocesana, con su campaña Fuera de Cobertura nos presenta. Los datos ofrecidos esta misma semana en los que se nos habla de un albergue insuficiente en muchos momentos para atender a quien lo necesita o de esas casi dos decenas de personas que en nuestra ciudad viven en la calle, deberían ser una losa lo suficientemente pesada como para plantearnos si ser, durante una noche, un Fredy Krueger de marca blanca es lo más cercano a la felicidad. Pero bueno, son esas contradicciones tan nuestras. 

Lo mismo ocurre con el anunciado, repetidas veces, centro de convenciones. Es cierto que nuestra ciudad adolece de un espacio de estas características por lo que la construcción del mismo permitirá que la ciudad se convierta en centro y eje de todo tipo de congresos, lo cual le vendrá más que bien a las escasas arcas locales. Claro que, en este juego tan nuestro del blanco y negro, del yin y el yan, del bien y el mal, no todo van a ser buenas noticias. La más que probable pérdida de los fondos Edusi destinados (parece ser) inicialmente a remodelar el vetusto mercado municipal supone un golpe importante para la demandada y anunciada reforma del centro de la ciudad. Aunque les parezca sorprendente, creo que importa bastante poco si han sido tantos o cuantos millones. Si se consuma esta pérdida, se sembrará la duda sobre los proyectos que, nos han dicho, están por venir por lo que ante un nuevo anuncio no sabremos si alegrarnos por lo anunciado o preocuparnos por lo no ejecutado. En fin, contradicciones que esta ciudad tiene.