Dinamarca asumió el pasado 1 de julio la Presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea con una agenda ambiciosa para el segundo semestre del año. Entre sus prioridades, destaca el impulso a una Política Agraria Común «más simple, ecológica y orientada al mercado». Pero la aparente voluntad de modernización choca con las profundas inquietudes del campo español, que vuelve a alzar la voz ante lo que considera un nuevo intento de recorte y recentralización de la PAC.
La presidencia danesa se marca como objetivo cerrar las negociaciones del paquete de simplificación de la actual PAC, a la vez que quiere abrir el melón de la futura política agraria post-2027. Sobre la mesa están temas como el impulso a la agricultura ecológica, el relevo generacional, el desarrollo rural y el bienestar animal. También se plantea reforzar la posición del agricultor en la cadena alimentaria, avanzar en la reforma de la Organización Común de Mercados y promover un mercado único agroalimentario con normas comunes para las proteínas vegetales.
Pero desde ASAJA la lectura es muy distinta. Si esta nueva agenda se traduce en más exigencias y menos apoyo, los tractores volverán a las calles, aseguran. La posibilidad de una gran movilización en Bruselas para mediados de julio está sobre la mesa y ASAJA valora su participación si la Comisión no da un giro claro en su política agraria.
Dinamarca inquieta al campo español - Foto: Miguel Ángel ValdivielsoEl mayor motivo de alarma en el sector es la posible reforma del Marco Financiero Plurianual para el periodo 2028-2034. Según las filtraciones, la Comisión se plantea unificar fondos, lo que supondría la desaparición de la PAC como política autónoma. Además, se baraja un recorte de hasta el 20% del presupuesto agrario. Desde ASAJA consideran esta cifra «inaceptable» y alertan de que ese recorte «coincide sospechosamente con lo necesario para cuadrar las cuentas de los fondos Next Generation».
En el último Consejo Agrifish (reunión de los ministros de Agricultura comunitarios) del 23 de junio, una amplia mayoría de Estados miembros, incluida España, mostró su rechazo a esa posible fusión con los fondos de cohesión. «La PAC tiene naturaleza propia y no puede competir por recursos con fondos horizontales», recuerdan desde la organización. «No se puede hablar de simplificación cuando en realidad se pretende debilitarla».
En materia medioambiental, la nueva Presidencia ha anunciado su intención de promover una economía circular, una estrategia de resiliencia del agua y un plan europeo para el uso de químicos. La visión, según el agregado ambiental danés, es una Europa «competitiva, autosuficiente, verde y segura». Pero para ASAJA, el mensaje resulta preocupantemente familiar: «Más obligaciones, menos ayudas». «Llevamos años adaptándonos a modelos productivos más sostenibles, con normativas cada vez más exigentes. Pero sin un respaldo claro, lo único sostenible será el abandono del campo», se advierte desde la organización.
Mercosur y aranceles. Por si fuera poco, este mes también está previsto que la Comisión presente los textos definitivos del acuerdo con Mercosur. ASAJA lo rechaza frontalmente: «Es un acuerdo desequilibrado que perjudica a sectores clave como la carne, los cítricos o los cereales». La organización agraria aplaude la firmeza de países como Francia, Austria o Polonia, que han exigido garantías y cláusulas de salvaguardia. Pero considera que no son suficientes: «No se puede exigir al productor europeo que cumpla con los estándares más altos del mundo y luego inundar el mercado con productos más baratos y sin controles», dicen.
El 9 de julio representa otra fecha clave: la posible imposición de aranceles por parte de la administración Trump. ASAJA exige a Bruselas «contundencia» para defender al sector agroalimentario ante una nueva guerra comercial que amenaza a productos emblemáticos como el aceite, el vino o los quesos españoles.
Con un calendario cargado de decisiones trascendentales -reforma de la PAC, tratado con Mercosur, tensiones comerciales con Estados Unidos-, ASAJA lanza un mensaje claro: «El campo necesita certezas, no más incertidumbre». Y avisa: si no hay cambios reales, volverán las protestas. «La Comisión debe decidir si quiere agricultores o prefiere importarlo todo. La PAC no puede degradarse a instrumento secundario. Las decisiones deben tomarse en el Consejo de Agricultura, no en despachos alejados del terreno», subrayan desde la organización
Mientras Dinamarca despliega su hoja de ruta con espíritu reformista, el malestar en el campo europeo vuelve a crecer. En España, los agricultores y ganaderos no piden promesas, sino respeto. Y ese respeto empieza por no dejarlos fuera del tablero, explican desde ASAJA.
Mayor presencia en Bruselas.
La Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) ha reforzado su acción política en Bruselas con una intensa jornada de reuniones al más alto nivel celebradas la semana pasada, en las que trasladó las prioridades del campo español ante el nuevo ciclo político europeo que comienza con la Presidencia danesa. Encabezada por su presidente, Pedro Barato, la delegación de ASAJA mantuvo encuentros clave tanto con representantes del Parlamento Europeo (PE) como con miembros de la Comisión (CE).
La organización agraria defendió una Política Agraria Común (PAC) fuerte, con presupuesto propio y adaptado al contexto inflacionario, así como la necesidad de simplificar su aplicación administrativa. En este sentido, Pedro Barato y su equipo se reunieron con eurodiputados españoles de distintos grupos políticos -Mireia Borrás (VOX), Carmen Crespo (PP), y Cristina Maestre (PSOE)- para exponer de forma directa los retos del sector agroganadero español.
Posteriormente, ASAJA mantuvo un encuentro con el comisario europeo de Agricultura, Christophe Hansen, al que trasladó un documento con propuestas detalladas. La agenda del día se completó con un encuentro técnico con Cristina Rueda-Catry, jefa de unidad de la Dirección General de Agricultura de la Comisión, para abordar la implementación de la PAC y posibles mejoras regulatorias.
La organización también expresó su rechazo a los aranceles sobre fertilizantes procedentes de Rusia y Bielorrusia, alertando de su impacto negativo sobre la competitividad de las explotaciones agrarias españolas. Además, mostró su preocupación ante una eventual adhesión de Ucrania a la UE y sus implicaciones presupuestarias y comerciales. ASAJA también reclamó mayor protección para las denominaciones de productos tradicionales como «carne» o «leche» frente a los usos confusos por parte de productos alternativos. Del mismo modo, pidió que la bioeconomía europea se construya con los agricultores y ganaderos como actores centrales, ya que para al organización representa una vía estratégica para dinamizar el medio rural, vertebrar el territorio y contribuir activamente a la transición ecológica.
Estos encuentros han puesto de manifiesto la firme voluntad de ASAJA de consolidar su papel como interlocutor directo y riguroso ante las instituciones europeas. La organización asegura que continuará trabajando para que las decisiones del próximo ciclo político europeo no se tomen al margen del campo español.
Nuevo marco de libre comercio entre Ucrania y la UE para productos agrarios.
La Comisión Europea y Ucrania llegaron el pasado lunes a un acuerdo de principios para «revisar y modernizar» la zona de libre comercio de alcance amplio y profundo que permitirá una apertura parcial y progresiva en el sector agrícola, siguiendo la línea de las exenciones temporales que se dieron a Kiev tras la invasión rusa pero que incluyen nuevas salvaguardas para proteger a sectores europeos sensibles. Según detallaron en una rueda de prensa en Bruselas los comisarios de Comercio y de Agricultura, Maros Sefcovic y Christophe Hansen, respectivamente, en virtud del nuevo marco, Ucrania deberá adaptar gradualmente sus normas de producción agrícola a las de la UE a más tardar en 2028, en línea con los objetivos de adhesión.
Entre los estándares a los Ucrania deberá adaptar su producción figuran los de bienestar animal, el uso de plaguicidas y el de medicamentos veterinarios. Además, el país deberá informar anualmente sobre los progresos en esta materia. Asimismo, según indico Sefcovic, se establece un «sólido mecanismo de salvaguardia para proteger los mercados de la UE, especialmente cuando las importaciones podrían causar graves dificultades a nivel comunitario o de los Estados miembros», al tiempo que se «amplían las oportunidades comerciales para los productos agroalimentarios».
En el caso de los productos sensibles, como los huevos, el azúcar y el trigo, las cuotas aumentan, pero se mantienen por debajo de los volúmenes comerciales históricos para garantizar la estabilidad del mercado de la UE, según avanzaron fuentes comunitarias. En el caso de los productos menos sensibles, como leche fermentada u otros, los contingentes aumentarán progresivamente, mientras que algunos productos se liberalizarán por completo.
Responsabilidad.
Ante este acuerdo UE-Ucrania, Unión de Uniones considera que, aunque el pacto contiene algunos elementos indispensables, lamentablemente, la Comisión ha hecho una análisis muy superficial de la situación sin realizar estudios de impacto, sin contar con los productores y, por tanto, «dejando agujeros sin tapar». Unión de Uniones cree que de nuevo las decisiones se están tomando en despachos, de espaldas al campo y a todos los agentes implicados en las mismas y sin ningún análisis de impacto fehaciente y, por ahora, con una ausencia de hoja de ruta o indicaciones que puedan ayudar a aplicar los grandes titulares del acuerdo.
Por lo que respecta a la igualdad de condiciones, Bruselas solo estaría hablando de bienestar animal, plaguicidas y medicamentos, dejándose detrás una importante variable que, a veces, marca la diferencia con las producciones de terceros países como es la medioambiental, aseguran desde la organización. «La igualdad de condiciones y cláusulas espejo, que habrían de exigirse en cualquier acuerdo comercial, van mucho más allá y solo tener en cuenta tres aspectos es limitar esa igualdad de la que se quiere hacer bandera, máxime si se está negociando con un país que pretende su integración como miembro de la UE». Además, y desde el punto de vista de estado miembro, dentro de las 43 medidas se contempla una que exige al Ministerio la petición a la UE de la reciprocidad absoluta en acuerdos comerciales y «esto se tiene que cumplir», reclaman.
Por lo que concierne a las cláusulas de salvaguarda, Unión de Uniones considera que habrá que esperar para conocer detalles como las condiciones para la activación de estas cláusulas y los criterios que se incluirán ellas. En este sentido, la organización señala que es fundamental aprender de la experiencia, especialmente de los errores, y que en el anterior acuerdo las cláusulas de salvaguarda pactadas no funcionaron bien en sectores como el cereal, hundiendo de manera brutal el mercado.
Por último, con respecto a los flujos comerciales, la organización se muestra cauta, pues insiste en que sin tener estudios de impacto es tirarse a la piscina en una situación en la que los productores -europeos y ucranianos- «no están pasando por un buen momento». Unión de Uniones cree que el problema radica en que se quiere dar respuesta a un problema político con una respuesta comercial. Los productores siguen siendo moneda de cambio y, lo que es peor, no se les tiene en cuenta a la hora de hablar en su nombre.