Escoltas de lo sagrado

Juan Albendea
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Así es la relación tan estrecha y afín entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y la Semana Santa.

Escoltas de lo sagrado - Foto: Reyes Martínez

La Semana Santa es una celebración transversal que afecta a todos los estamentos de la sociedad española (y conquense, en el caso que nos ocupa). De una manera o de otra, todas las instituciones públicas se ven involucradas en ella y si, además, a esta relación indisoluble se le suman la fe y devoción de cada persona que forma parte de estos sectores, se crea una unión mucho más firme. Es el caso de la Guardia Civil y la Policía Nacional en Cuenca.

Esto no es hablar por hablar. En el siglo pasado la Guardia Civil consideraba un servicio obligatorio que varios agentes escoltasen a ciertas tallas en Semana Santa, pero, a partir de mediados de los años 80, este acto se convirtió en voluntario. «Podrán autorizarse […] comisiones, escoltas o piquetes adecuados a los actos, respetándose en su designación la libertad religiosa y la voluntariedad del personal participante». Así lo expresa la Circular 14/2022 de la Dirección Adjunta Operativa de la Guardia Civil, última norma existente a este respecto.

Lo mismo sucede con la Policía Nacional, cuyos agentes se ofrecen voluntarios para escoltar a María Santísima de la Esperanza el Martes Santo. Esto significa que deben cuadrar horarios con compañeros, intentar cambiar turnos si les coinciden, o incluso pedirse días libres para poder estar presentes durante las procesiones. Fe y devoción más allá de la tradición.

Escoltas de lo sagradoEscoltas de lo sagrado - Foto: Reyes Martínez

Estos son los casos del policía nacional Sergio Murgui y de los guardias civiles Ángel San Julián y María Estela Gascón. El primero fue el impulsor de que el Cuerpo escolte a la Esperanza cada Martes Santo desde 2017 (primer año que se formalizó esta relación); el segundo lleva acompañando imágenes desde 1991 y ha hecho «pleno» de las hermandades que llevan escolta en Cuenca: Soledad del Puente, Virgen de las Angustias, Cristo Yacente y, sobre todo, Virgen de la Amargura y San Juan; y la tercera comenzó en 2005 escoltando al Yacente, salió en la procesión extraordinaria por el centenario de la Amargura y cada año sale el Viernes Santo junto a la Virgen de las Angustias.

Son solo tres ejemplos, pues en la Comandancia de Cuenca hay casi una treintena de agentes apuntados para escoltar imágenes (tanto en Cuenca capital como en otros pueblos), al igual que hay 21 agentes de Policía que se turnan para desfilar junto a la Esperanza. «Éste puede ser el primer año que algún compañero se quede fuera, porque, aunque hacemos turnos y unos suben y otros bajan, puede que este año no todos tengamos sitio», explica Murgui.

Cada vez va a más por un motivo que reafirman en ambos Cuerpos: «Se hace para que no se pierda la tradición pero, sobre todo, quien se ofrece voluntario lo hace por devoción», afirma San Julián. «Es prestar un servicio extraordinario a la Virgen, con esto se genera una unión más especial», apunta Gascón. «Cuando la gente repite es por algo, no solo para dejarse ver. Nuestro objetivo es acompañar a la Virgen, con protagonismo cero de nuestra parte», concluye Murgui.

Sobre esto, María Estela está totalmente de acuerdo, ya que «lo peor es que me vean la cara, no me gusta nada», incluso bromea afirmando que «si pudiese escoltar tapada sería lo mejor». Porque, como todo, la escolta en Semana Santa también tiene aspectos negativos. Los tres coinciden en el cansancio que supone mantener la posición de firmes durante todo el recorrido, además del uniforme, que cuando empieza la tarde y hay sol da calor, pero según va anocheciendo no es suficiente para aguantar el frío.

Nimiedades y aspectos mundanos que se ven de sobra compensados por que se vive durante la procesión. Ya no solo para Sergio, Ángel y Estela, pues reconocen que todos los escoltas acaban viviendo momentos «muy especiales e íntimos».

Murgui explica que el primer año que salieron junto a la Esperanza, también fue el primero que la imagen descansó en el Obispado a su llegada a la Plaza Mayor. Ángel recuerda lo que sentía junto a la Amargura los años en los que nacieron sus hijos, que fueron partos «complicados». María Estela recuerda cómo, después de la pandemia, un bancero de las Angustias se le acercó sin ella saber quién era y él dijo «esta es mi Guardia», pues daba el caso que siempre coincidían uno al lado de la otra en la procesión y ella le animaba a continuar, aun sin verle la cara. También recuerda el año 2011, cuando estaba embarazada de gemelas, nevó durante la procesión y ella aguantó junto a compañeros, banceros y los pocos nazarenos que se mantuvieron en el desfile.

Anécdotas y momentos que sirven para reforzar esa unión entre la persona y la imagen a la que se presta devoción. Pero eso es a nivel personal. A nivel institucional las relaciones también crecen. Gracias a esta unión con la Esperanza en 2017, en 2020 la hermandad nombró al CNP hermano honorífico y la Policía le entregó a la virgen la Cruz al Mérito Policial con distintivo blanco. También, en 2022, el Cuerpo desfiló por primera vez en la procesión del Corpus Christi, compartiendo procesión con la Guardia Civil en 2024.

Por su parte, la benemérita está hermanada con las cuatro hermandades a las que escoltan, además de estarlo también con la Soledad de San Agustín. Este es un caso que apena tanto a San Julián como a Murgui. Ángel recuerda que hace años también había agentes escoltando a la Soledad el Viernes Santo, pero dejó de hacerse por motivos de seguridad. El dispositivo de seguridad de ese día es la razón por la que el Cuerpo no puede plantearse desfilar con ella.

Aunque a ambos les gustaría, saben que, a medio plazo, no es posible. Por otro lado, aunque la tradición sea escoltar a imágenes marianas (excepto el Yacente), a San Julián le haría ilusión escoltar al Medinaceli, del que también es devoto; al igual que María Estela querría salir con la Exaltación, la hermandad predilecta de su padre (por eso empezó en las Angustias, para poder estar cerca de él). A lo mejor en un futuro todo esto es posible. Porque la relación transversal entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y la Semana Santa es actual y firme, y no hay indicios de que vaya a terminar pronto. Y que así sea.