Hay muchos factores que determinan la elección de una papeleta u otra. Cuando una persona realiza ese viaje introspectivo para ejercer su derecho y decantarse por una opción y no por unas cuantas más –en estas elecciones municipales en la capital, por cierto, más de la cuenta– entran en juego muchos elementos en forma de 'ingredientes' que, pertinazmente cocinados, acaban configurando un 'guiso' muy particular. Para algunos, ese elemento puede ser la apuesta cultural o deportiva, por ejemplo, que haga el candidato X o el candidato Y. Para otros, primará más el buen mantenimiento de los servicios públicos o la limpieza en la ciudad. Otros pondrán más sus miras en la cantidad de infraestructuras que se han llevado a cabo esta la legislatura, en cómo están los colegios o los centros de salud, o en cómo se encuentran las zonas verdes, sin ir más lejos. Y otros tantos, simplemente, votarán por mera afinidad o por 'castigar' a un partido o a otro. El voto visceral siempre está ahí...

Sin embargo, creo que hay un elemento que es verdaderamente el diferenciador. El que pone a todos de acuerdo. La clave de bóveda de cualquier proceso electoral: el dinero, el money-money, la platica. Por línea general, el voto, minutos antes de depositarlo en la urna, se encuentra en el bolsillo, donde también se encuentra el sustento del pueblo, que es el que –por lo menos una vez cada cuatro años– tiene todo el poder del mundo y puede elegir a sus representantes. Ese voto, guardado en el bolsillo y cargado de ilusiones y esperanzas para los próximos cuatro años, lucirá un color u otro dependiendo de cómo se esté llegando a fin de mes.

Por eso, en plena campaña ya, los diferentes candidatos –si están bien asesorados– pondrán más huevos en la cesta de las oportunidades laborales porque éstas, además, llevan aparejados conceptos fundamentales para cualquier ciudadano –aunque muchas veces no palpables– como calidad de vida, tranquilidad o seguridad. La inmensa mayoría de los votantes lo que persigue con su voto es precisamente eso.

Igual estoy totalmente confundido, no lo sé... pero soy de los que piensa que el anuncio de la llegada de una gran empresa con cientos de puestos de trabajo genera más apoyos en forma de sufragios que cualquier plan específico y súper elaborado en materia cultural, educativa, deportiva o medioambiental, por ejemplo. En la configuración del voto, tiran más dos puestos de trabajo en condiciones que cualquier otra cosa subida en dos carretas.