Enrique Belda

LOS POLÍTICOS SOMOS NOSOTROS

Enrique Belda


Yolanda marca blanca

11/04/2023

Acabamos de saber a través de las encuestas sociológicas que la única oportunidad del PSOE de gobernar España es con un partido grande a la izquierda. Los de Podemos no les servían pues no tragan y han buscado una cara amable, de perfil más agradable que el soberbio Presidente del Gobierno. Un recomendable libro del profesor canadiense Alain Deneault (Mediocracia: cuando los mediocres toman el poder), nos explica cómo la sociedad se ha adaptado conscientemente a un perfil mediocre, en el cual tienen (quizá 'tenemos') mayor capacidad de triunfar, o simplemente avanzar, aquellas personas que se adaptan a un estándar, y no dudan, ni innovan, siguiendo exactamente lo que se espera de ellos por parte de las estructuras, élites o jefaturas. 
La globalización ha extendido este concepto eligiendo a sus dirigentes dentro de esta línea media (que no califica de mediocridad, más bien de mediocracia, pues no quiere juzgar a la mayoría que pasa por lo preestablecido, ni acusar de mediocres a los conformistas). 
Fuera del tinglado se quedan, por un lado, muchos que no tienen gana de seguir la corriente o no son capaces de hacerlo por falta de habilidad o desgana, así como por otro, aquellos que están replanteándose mejoras y novedades, que son sistemáticamente expulsados de los reconocimientos de la mediocracia (es decir, escapan de lo políticamente correcto, de lo comercial, de lo preestablecido en beneficio de los obedientes y sus dirigentes), porque eso significaría el fin de privilegios, famas y, en definitiva, ingresos de los que manejan. 
Sería muy obvio que ahora realizara un paralelismo con la política de nuestros países, pero ya se lo estoy pensando en toda la cara, queridos lectores. Yolanda Díaz ha sido la elegida por ser la esencia de ese punto medio. Si alguien se quiere salir de la mediocridad, o en bondadosas palabras de Deneault, 'de la mediocracia', proponiendo soluciones verdaderamente pensadas y explicadas (lo que incluye pedir esfuerzos a los votantes y no prometerles gansadas, ni jurarles una y otra vez que el dinero no se acaba porque para eso están algunos aquí, para gastar lo de los nietos), recibirá todas las bofetadas posibles. 
Esta política se ha establecido sobre el pensamiento predecible, maniqueo y hasta comercialmente rentable. Más dudoso es que sea económicamente sostenible tanta buena palabra.