Hace siete días, en la sala de prensa del Ramón Sánchez Pizjuán, el estadio donde juega el Sevilla FC, se presentaba al nuevo entrenador para lo que resta de liga, tras los malos resultados y, también, la fractura social que vive el club, con la afición en contra de la directiva que preside José María del Nido Carrasco. Y las primeras palabras del nuevo entrenador fueron las siguientes: «Estaba en Cuenca, por cierto, os invito a que visitéis Cuenca, Cuenca existe, con mis amigos para ver la magnífica Semana Santa que tiene, y me llamó el presidente y, si el Sevilla te dice ven, lo dejo todo. Como hay AVE de Cuenca a Sevilla, cogí el AVE y estoy encantadísimo de poner mi experiencia y de poder ayudar en estos partidos a conseguir el máximo de puntos».
El autor de estas palabras no es otro que Joaquín Caparrós Camino y la repercusión de las mismas no hace falta decirlo. Joaquín vuelve a entrenar a 'su' Sevilla por cuarta vez, la tercera como recurso de última hora, tras los malos resultados deportivos. «¿Cómo me encuentro? Me lo tenéis que ver en la cara, con la misma ilusión que vine el primer día, con más edad, pero la ilusión es exactamente igual porque vengo a mi casa y mi casa es el Sevilla FC», añadió.
Joaquín Caparrós llegó a Cuenca en agosto de 1978, con 23 años, para jugar en la Unión Balompédica Conquense, con su esposa Mariví y sus dos hijos, Darío y Adrián. En el Conquense estuvo tres temporadas, ascendiendo en la 80/81 a Tercera División. Después se marchó al Tarancón y, posteriormente, al San José Obrero, donde empezó como jugador y terminó como entrenador. Y ahí empezó una carrera como técnico, más que envidiable, habiendo dirigido a más de 23 equipos, españoles y extranjeros, y a la selección de Armenia.
Pero lo que hoy queremos resaltar es la huella dejada por Joaquín en Cuenca, donde hoy tiene de nuevo una casa y en la que viene con mucha frecuencia para estar con sus amigos, comandados por Antonio Taravilla. Caparrós tiene un campo con su nombre, el Joaquín Caparrós Camino' antiguamente la Bene; fue pregonero de las Fiestas de San Mateo en 2012 y el pasado 28 de enero recibió el título de Hijo Adoptivo de la Ciudad de manos del alcalde Darío Dolz.
Nacido en Utrera (Sevilla), es evidente que su primer club es el Sevilla y su primera ciudad es Cuenca. Joaquín Caparrós es un enconquensado de pro y como tal hay que considerarlo por hacer grande a esta ciudad a costa de su amor a la misma, ese amor que pregona en cualquier momento y en cualquier lugar.
Si ha habido personas como Fernando Zóbel o Gerardo Rueda que han puesto a Cuenca en el mapa, a nivel deportivo será muy difícil que esta ciudad encuentre a un portavoz tan importante como hoy lo es Joaquín Caparrós. Gracias.