Javier Caruda de Juanas

Javier Caruda de Juanas


Una costura incómoda

22/02/2024

Es muy difícil, casi imposible, que todos estemos de acuerdo en algo. Si rebuscamos en nuestro quehacer diario creo que hay al menos una cosa. Seguro que todos temblamos cuando decidimos meternos en una pequeña reforma en casa. Cuando uno ve una pequeña grieta en una pared no cuenta nunca con el tan español yaquestamos y así, ya que estamos, pasamos de un poco de masilla y pintura a tirar tabiques y generar un espacio abierto. Lo bueno de las necesarias obras es que suponen una mejora (creo) y lo malo es que nunca sabemos cuándo terminarán, por mucho que nos aseguren que durarán más de una semana. 

Últimamente parece que se han conjuntado todas las estrellas del firmamento en forma de ejecución de obras y llevamos un buen puñado de semanas en las que el eje entrada de la carretera de Madrid-salida a la carretera de Valencia parece uno de esos circuitos de rally. Las obras también permanecen en la memoria ciudadana dejando un recuerdo en forma de huellas que se mantienen en el tiempo. De hecho, si en algún momento hemos dicho que se puede generar una ruta conquense de vallas que aparecen casi por generación espontánea y se mantienen durante un buen puñado de días, hoy podríamos crear una misma ruta de esas huellas que van quedando en la ciudad una vez que la obra ha concluido. Es probable que lo que considero acabado, esté aún latente a la espera de una nueva fase para terminar ahora sí de una manera definitiva. Lo que es cierto es que algunas de esas huellas se vuelven también un poco incómodas. 

¿Se acuerdan de la presentación del Plan XCuenca? Una de las razones, cierta, es que permitiría cerrar la fractura que separaba la ciudad en dos partes. Aunque estamos aún a la espera del futuro de esta costura, parece que la abierta en la avenida República Argentina ha sido suturada de una manera que rezuma cierto grado de eventualidad, pasando a formar parte de ese corpus de huellas incómodas. Es como si en tu casa hubieras puesto azulejos de otro color en la obra de la cocina o alternaras en la misma pared pintura lisa o gotelé. No es la mejor impresión que uno de esos turistas para los que tanto trabajamos se pueda llevar de la ciudad a la que llega, desde luego.

Aunque tengo la esperanza de que esté hablando exclusivamente de algo provisional, ya sé que en esta ciudad está muy cerca, muy cerca de lo definitivo. Por eso quizá sería conveniente revisar estos detalles que conforman la primera impresión que se llevará el visitante que ha decidido compartir su tiempo (y su dinero) con nosotros. Todo sea porque la idea de Cuenca que podamos exportar sea la de una ciudad con un casco histórico envidiable, una gastronomía para disfrutar, una oferta cultural fantástica y con un cuidado por todos los pequeños detalles en todas y cada una de las calles que la forman.