Leo Cortijo

Leo Cortijo


Marines, astronautas y la Libertad de Delacroix

17/04/2023

En 41 días estaremos votando. El 28 de mayo, los conquenses de la capital elegimos a 25 representantes municipales, a diez diputados provinciales y a otros cinco diputados regionales. Hasta ahora, todo son cifras. Los números lo monopolizan todo cuando hablamos de cantidad de electores, colegios, mesas, espacios para propaganda... Es la antesala de lo que será la campaña, en la que la letra se impondrá al número. Entonces, la dialéctica y la oratoria ganará terreno en mítines y entrevistas. Es el camino lógico de cada proceso electoral. O, al menos, el que debería... y es que, pensándolo bien, ya atesoramos varios meses en los que la palabra, en boca de los candidatos, concentra buena parte del discurso. De un tiempo a esta parte, vivimos inmersos en una continua precampaña. No hemos salido de unas elecciones cuando ya estamos en otras...  

En ese maremágnum de ideas, propuestas, promesas y anuncios se ha colado un término que unos y otros –especialmente unos– intentan abanderar: el conquensismo. Más allá del bipartidismo tradicional, el hecho de utilizar este concepto como defensa férrea, sin mácula e indómita de los intereses de Cuenca y los conquenses por encima de todo, es una fórmula que ha funcionado medianamente bien a formaciones políticas a un lado y a otro de ese bipartidismo reinante. Hasta cierto punto es comprensible... Esto es lo que en política se han conocido siempre como la configuración, el control y el desarrollo del relato. Qué se dice, cuándo se dice, por qué se dice y con qué intención se dice.

Ahora bien, el conquensismo es un concepto excesivamente manido y, si me lo permiten, algo viciado o corrompido. Principalmente por una razón: no creo que ser conquensista sea algo inherente a las formaciones independientes, a las de la izquierda de la izquierda, a las de la derecha de la derecha o a las mediopensionistas. No. En absoluto. Puede haber mucho y muy buen conquensismo en las listas del PP y del PSOE. O en las listas de infinidad de asociaciones, colectivos y movimientos sociales que forman parte del 'piel con piel' de la ciudad y que no se presentan a las elecciones. Tomar y creer como tuya en exclusividad la bandera del conquensismo es un error. Un error mayúsculo. Ni los marines en Iwo Jima, ni Neil Armstrong y Buzz Aldrin en la superficie lunar y tampoco la Libertad de Delacroix con los pechos al aire portaron o izaron banderas a título individual. Lo hicieron, de forma literal, alegórica o figurada, con un propósito totalmente distinto.

ARCHIVADO EN: Política, Cuenca, PSOE, PP