Pues ya estaría. Ahora sí que sí, queridos vecinos, podemos dar por comenzada una nueva legislatura en el Ayuntamiento de la Cuenca de nuestros amores. Podríamos profundizar en el análisis de cómo queda constituida la nueva Corporación, pero además de que ya lo hemos hecho en los días precedentes y con repetición, lo cierto es que hay poco cambio con respecto a la anterior legislatura. Al menos en lo más sustancial, en lo mollar... en lo que de verdad importa. Dolz hace historia, derriba una barrera de varios lustros y repite como alcalde gracias al apoyo de Gómez Cavero. Ambos se conjuran para que ésta, sí o sí y sin excusas de ningún tipo, sea la legislatura de Cuenca (nota al margen: lean la que supone la primera entrevista de Dolz, ya como alcalde, en esta misma edición de La Tribuna... no tiene desperdicio). Podemos e Izquierda Unida no impidieron este acuerdo, no formarán parte del equipo de Gobierno y apoyarán al tándem en acuerdos puntuales. PP y Vox –única formación que se estrena en el Salón de Plenos– tendrán la difícil papeleta de ejercer de oposición pura y dura. Y hasta aquí. Chimpún.
Por eso, resulta más interesante comentar el acto en sí de constitución del Consistorio. Y no hablo solo de los corrillos, previos y posteriores, que me los guardo para mí. Dicen que los periodistas valemos más por lo que callamos que por lo que contamos, y no les falta razón... En la toma de posesión, los concejales electos debían jurar o prometer «cumplir fielmente las obligaciones del cargo con lealtad al Rey y de guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado». Literal. Pero algunos decidieron saltarse en cierta medida el guión. PP, Vox y Cuenca nos Une fueron fieles a lo establecido; PSOE y Cuenca en Marcha no del todo. Entre los socialistas, dos ediles alteraron su discurso –Saray Portillo y Juan Manuel Martínez Melero– que sustituyeron la lealtad al monarca por la lealtad a «los conquenses». En este mismo sentido, más contundente fue Pablo García, de la confluencia CeM, que añadió algo así como «por imperativo legal» y «en mi condición de republicano». Ahora bien, la palma se la llevó su compañera de partido, María Ángeles García, que tomó posesión asegurando «transparencia» y seguir en todo momento su programa participativo.
Por cierto, al voxista Rafael Rodríguez le salió regular preguntar a Dolz y Cavero en su discurso si creían haber cumplido los objetivos. Preguntas retóricas que algunas voces del público respondieron con un «sí» generando sonrisas entre los socialistas. Estuvo entretenida la cosa.