Las dimisiones del secretario autonómico de Podemos, José García Molina, y los demás miembros de su Consejo de Coordinación regional, la dirección del partido morado, parecían al principio un gesto loable pero ya son interpretadas como un acto de huida que agrava el enfrentamiento interno en la izquierda no socialista tras quedar fuera de las Cortes de Castilla-La Mancha en las elecciones del pasado domingo. Izquierda Unida abroncaba al partido morado y le achacaba el fiasco de los comicios autonómicos, y se reclamaba desde ahora como «la única oposición a la izquierda del PSOE», tal y como aseguraba su coordinador regional, Juan Ramón Crespo. Mientras, el líder del sector crítico morado y aún diputado regional, David Llorente, exige cuentas a los dimisionarios en un sentido general, por dejar «humo y tierra quemada» en el partido tras la debacle, y estricto, al reclamar una auditoría de las cuentas de la formación.
Llorente manifestaba sus críticas por el desastre electoral cosechado por Molina y sus colaboradores en una conversación a través de Facebook con partidarios suyos, que reclamaban su retorno a la primera línea del partido morado. A uno de ellos que definía el fracaso electoral como «la obra de Molina», le precisaba que esta obra era «humo y tierra quemada». A otra que afeaba al exsecretario regional y su responsable de Organización, María Díaz, «ser siervos de Page y Bono, además de destruir Podemos» y su marcha de la dirección, por lo que pedía «ver sus cuentas bancarias y si han cumplido el código ético», Llorente le respondía lo siguiente: «Efectivamente, no asumen responsabilidades, simplemente huyen sin haber dado la cara. Y sí, deberían auditarse las cuentas de Podemos Castilla-La Mancha».
Llorente también afirmaba que la desaparición parlamentaria de Podemos, tras su entrada en el Gobierno de García-Page, desaconseja la entrada del partido morado en el Gobierno de España que defiende su líder principal, Pablo Iglesias. «Deberían tomar buena nota y aprender del error», concluyó.
Críticas hasta de oficialistas.
Y es que las voces de enfado con los dimisionarios llegan hasta de personas que en el pasado estuvieron próximas a ellos. Un ejemplo lo da Iñaki Errazquin, hasta ahora vocal de Podemos en el Consejo de Administración de CMM, la radiotelevisión autonómica. «La cobardía e indignidad que he visto ayer -por el martes- en Castilla-La Mancha me ha sorprendido. Hundir el barco y llevarse los salvavidas. Así no se puede», afirmaba en Twitter sobre estas renuncias.