En el fútbol, hay partidos que se juegan con el alma más que con los pies. Este domingo (12 horas), La Fuensanta será el escenario de uno de esos duelos en los que se mezclan nervios, orgullo, historia y futuro. El Conquense recibe al Real Madrid C en la penúltima jornada de la temporada y necesita solo un punto para certificar la permanencia en Segunda RFEF. Pero lo que está en juego va mucho más allá de un simple empate.
«Es uno de los partidos más significativos del año», reconoce Rober Gutiérrez, técnico del conjunto blanquinegro. «Primero, porque es la despedida de la liga ante nuestra afición. Y segundo, porque aquí se puede cerrar algo muy grande: la permanencia en casa, con nuestra gente, contra un rival de mucho nombre».
El Conquense no puede descender de forma directa, pero todavía tiene que evitar la promoción para garantizar la salvación. Los números no permiten relajación. «Llevamos un mes escuchando que ya estamos salvados, pero eso no es verdad», insiste Rober. «Los demás han hecho sus deberes y nosotros no hemos rematado la faena. En los últimos seis partidos solo hemos sumado siete puntos. Hay que cerrar esto ya».
Y qué mejor ocasión para hacerlo que ante el escudo del Real Madrid. «Eso no se ve todas las semanas en La Fuensanta», comenta. Pero no será un partido sencillo. El filial blanco llega jugándose también la vida, con jugadores de enorme talento y dinámica de primer nivel. «Son jugadores descomunales. Es un equipo muy peligroso».
La Fuensanta. El Conquense, sin embargo, tiene algo que el Madrid no: La Fuensanta. «Aquí se ha construido gran parte de esta temporada. Gran parte de estos 43 puntos han salido de este campo. La afición ha sido fundamental, y el domingo más que nunca tiene que empujar».
La clave, según Rober, será la conexión emocional con la grada. «Si conseguimos despertarla con acciones, con celebraciones defensivas, con pases, con presión... si generamos esa sintonía, nos van a dar ese empujón en los momentos complicados. El año pasado lo fueron todo. Y este año, también».
El técnico, que aún no ha aclarado si continuará la próxima temporada, quiere cerrar la presente con broche de oro. «Falta un punto para que la temporada sea sobresaliente. Ha sido histórica. Y ahora solo queda terminarla como merece: con un partido inolvidable».
Ahora bien, «cada jugador tiene que dar la mejor versión de sí mismo. Si no, al Madrid no se le gana. Este equipo ha sido rock and roll muchas veces. El domingo tiene que sonar otra vez. Y fuerte». De esta manera, este domingo, La Fuensanta no será solo un estadio. Será una trinchera, una casa, un grito colectivo. Porque cuando todo se pone en juego, el Conquense quiere demostrar que ha llegado la hora de acabar el trabajo y respirar, ahora sí, de forma tranquila.