Los primeros cines de Cuenca

Óscar Martínez Pérez
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Los primeros cines de Cuenca

Alguien dijo –y lo compartimos– que el cine del mundo descubrió a Cuenca como un gran 'plató' cinematográfico (El Clavo, Calle Mayor, El Cid, Peppermint frappé, El crimen de Cuenca, El príncipe encadenado, El hermano bastardo de dios, El río que nos lleva… ), pero que el paso del tiempo ha demostrado que se ha desaprovechado la provincia y la capital para haberse convertido en ese lugar idóneo por su naturaleza pura, selvática, natural, sin artificios, ni trampas de laboratorio, como un estudio fílmico perfecto para el séptimo arte.

Los conquenses nos hemos conformado con ir a los cines para ver algunos estrenos y pases cinematográficos, nacionales y mundiales, en las diferentes salas que Cuenca ha tenido a lo largo del tiempo…

El año del desastre colonial comienza en Cuenca a proyectarse películas en una barraca, de la mano del cinematógrafo traído a la ciudad por Laureano Infante, madrileño que acercó el cine a Cuenca, siendo recibido durante la feria en septiembre con salutación de la prensa local, que reconoció de esta manera la llegada a la ciudad del aparato que emitía imágenes en movimiento.

Posteriormente, un par de años después, Antonio de la Rosa proyectará películas en otra barraca, lo mismo que el conocido abogado Alfredo Carretero. En 1905, el ayuntamiento capitalino concederá licencia para instalar una barraca definitiva de cine, por lo que al año siguiente, varios empresarios cinematográficos (Miranda, Cerrillo y Ramos) se incorporarán a la emisión de películas.

Victoriano Ballesteros Rubio, en 1908, es autorizado por el consistorio conquense para la construcción de «un salón de espectáculos» que se edificará en la calle Herreros 5, en la hoy Plaza de la Hispanidad, de estilo modernista. El arquitecto encargado de la edificación fue Luis López de Arce, arquitecto provincial y diocesano entre 1902 y 1909. El cine tuvo como nombre Ideal Artístico y a partir de 1913 fue cine exclusivamente, ya que antes también se utilizó para el teatro y la zarzuela. Las películas proyectadas en el Ideal Artístico siempre fueron mudas, cerrando sus puertas al público conquense de forma definitiva a principio de los años 30 del siglo pasado.

En 1919, el Teatro Principal, que se ubicaba en donde hoy está Aframas, calle Alonso de Ojeda, se convertía en cine después de que los hermanos Velasco de Toledo y su olfato empresarial comenzasen a gestionarlo, incluyendo en la cartelera películas de éxito que hicieron muy popular este cine, hasta que por motivos bélicos fue incautado y convertido en Casa del Pueblo de los anarquistas. 

El Teatro Cervantes fue un hermoso edificio de la capital que fue demolido y que actualmente ocupa el edificio de los sindicatos obreros; después de ser teatro, comenzó en junio de 1920 a ser un cine al aire libre. Cinco años después, ya proyectaba películas con mucho éxito popular, en el que casi 500 personas podían disfrutar de la variada cartelera programada. Llegado 1932, el ya cine incorporó un proyector sonoro que permitió visionar películas del momento. Después de la contienda civil continuó siendo un cine, aunque con menor poder de convocatoria para los conquenses, que definitivamente  vieron cerrar sus puertas en 1947.

El Royal Cinema es posible que funcionase en los primeros años treinta del siglo pasado. Fue un cine comercial y sonoro, situado en la calle Diego Jiménez 6 (donde la familia Roibal había tenido un garaje), contando con un aforo de más de 600 localidades entre palcos y butacas. Durante la guerra se le denominó Ideal Cinema emitiendo películas hasta 1942, en que pasará a ser local de las juventudes falangistas.

El Cine España comenzó llamándose Cine Madrid, siendo fundado por la familia Lledó, que venían desde Campillo de Altobuey, en 1937. Estuvo situado en Carretería y la gestión del mismo correspondió a los trabajadores, que se dedicaron de forma exclusiva al negocio del cine. Casi podía dar cabida a 800 espectadores, que pudieron ver películas estadounidenses de varias productoras punteras. En 1940, después de la Guerra, se renombró el cine como España, recogiendo el testigo del éxito que incrementó después del cierre del Teatro Cervantes. En 1956, se alquila el cine al inteligente empresario Benigno Velayos que mejoró la sala y la tecnología de proyección, apuntalando el éxito comercial del negocio durante décadas. En 1981, el Cine España acogió el estreno en nuestra ciudad de la más que polémica película, El crimen de Cuenca, sin apenas ninguna repercusión negativa. Finalmente, y después de ser un referente por popularidad y longevidad para la ciudad, cerró definitivamente en 1985.

El Cine Alegría podríamos decir que sustituyó al fenecido Teatro Cine Cervantes; un año después del cierre del mítico teatro, el empresario de la automoción, Pedro Alegría, impulsó primero un cine de verano, que se situaba en la antigua calle División Azul, cerca de las vías del tren y del Molino de la Noguera. Y a la vez, otro denominado como el apellido del empresario, con un aforo de 800 personas, situado en la calle Diego Jiménez. El Alegría se convirtió en uno de los cines más populares de la ciudad, llegando a acoger estrenos de películas que pegaron fuerte en su época. Finalmente cerró sus puertas en 1973.

El Teatro Cine Xúcar fue construido en 1952 sobre un solar –en el que hubo una gasolinera, La Ventilla–, que compraron los hermanos Navalón. El proyecto fue encargado al arquitecto Muñoz Monasterio que realizó un buen trabajo, y a Torallas López, que intentó aportar a la edificación un estilo cuasi 'victoriano'. En  junio de 1952, la armadura metálica del cine cedió provocando un accidente con el resultado de un fallecido y once obreros heridos. El Xúcar tenía 3.000 butacas, entre el patio, entresuelo y principal, además de contar con calefacción y refrigeración… Bienvenido Mr. Marshall, de Berlanga, fue la película que se proyectó para estrenar el cine el 4 de octubre de 1953. En 1955, un joven José Luis Coll estrenó su obra teatral Otelo, el moro de Valencia y, poco después, era implementada en la sala el sistema de Cinemascope.

Además de películas, el Xúcar acogió representaciones teatrales de las revistas de la época del 'destape' con bastante éxito de público. El 20 de julio de 1991 el Xúcar echaba el cierre para siempre.