El campo conquense entra en ebullición

Miguel A. Ramón
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Las movilizaciones de agricultores y ganaderos, lejos de apaciguarse tras siete días, se mantienen y tienen una cita importante este miércoles

Imagen de la tractorada del pasado martes en Cuenca capital. - Foto: Europa Press

Tras una intensa semana repleta de movilizaciones con el campo en pie de guerra, la situación no parece que vaya a normalizarse en la provincia de Cuenca. Todo lo contrario.

De hecho, las organizaciones agrarias Asaja, UPA, Coag, Cooperativas Agroalimentarias y SIAC inician su calendario de movilizaciones este miércoles, 14 de febrero.

Y es que hasta ahora, primero fue la recién creada Asociación en Defensa del Campo de Cuenca (Adeccu) quien, al margen de las organizaciones sindicales agrarias a las que calificaron de «parásitos»,  iniciaba el martes las protestas con más de 1.400 tractores en Cuenca capital, Las Pedroñeras, San Clemente, Tarancón y Landete.

Tractoradas que por la tarde desembocaron en cortes de tráfico en dos de las principales vías de la provincia, en la A-3 (Madrid-Valencia), a la altura de Tarancón, y en la N-301 (Madrid-Cartagena) en El Provencio.

Pero esto solo sería el aperitivo, puesto que el hartazgo del campo conquense ante la precaria situación del sector le llevaría, esta vez a través de redes sociales y de nuevo al margen de las OPAS, no sólo a continuar con las protestas, sino, incluso, a endurecerlas.

Esto se materializaría el jueves –tercer día de protestas– con alrededor de 300 agricultores y ganaderos cortando de manera intermitente la Autovía de Levante en Minglanilla, lo que originó muchas retenciones y largas colas de hasta dos y tres kilómetros a lo largo de la jornada; eso sí, sin altercados con la Guardia Civil, como sí estaba ocurriendo en otros puntos de la región y del país.

Protestas que no cesaron y el viernes, con las redes sociales de nuevo  como medio de convocatoria, volvieron a tener como foco la Autovía de Levante, esta vez en Castillo de Garcimuñoz y Tarancón, con cortes intermitentes del tráfico, a los que se sumaron los protagonizados en la AP-36 (Ocaña-La Roda), a la altura de El Pedernoso.

Dos puntos calientes y con un considerable flujo de circulación, que, como era de esperar, generó largas colas y mucho nerviosismo entre los afectados.

Entre tanto, la Plataforma 6-F capitalizaba muchas de las protestas del sector primario en distintos puntos del país, que el fin de semana trasladaban a Madrid, a las que también se sumaron agricultores y ganaderos conquenses con el claro objetivo de continuar presionando para lograr sus reivindicaciones. 

Nueva semana. Así las cosas, esta semana viene marcada en la provincia de Cuenca por la entrada en escena de las organizaciones agrarias Asaja, UPA, COAG, Cooperativas Agrolimentarias y SIAC, que prevén iniciar su calendario de movilizaciones el miércoles, 14 de febrero.

Protestas que escenificarán en la autovía A-43 (Atalaya del Cañavate-Ciudad Real) para protestar contra la crisis que amenaza al sector agropecuario conquense.

La movilización se llevará a cabo en el punto kilométrico 162, en el término municipal de Villar de Cantos. Las organizaciones agrarias, que celebran así su primera movilización oficial en la provincia, cortarán el tráfico en este autovía entre las once y media de la mañana y las dos de la tarde. 

Antes de la protesta, hacia las nueve de la mañana, los agricultores y ganaderos asistentes comenzarán a reunirseen el punto de encuentro establecido en pueblo de Villar de Cantos.

En esta movilización, los agricultores y ganaderos mostrarán el rechazo absoluto a la actual Política Agraria Comunitaria (PAC), la competencia desleal por productos agroalimentarios que no están obligados a cumplir los mismos requisitos que los europeos, las limitaciones de agua para regar, unos precios que no cubren los abusivos costes de producción, las normativas de transporte y bienestar animal o la situación de la ganadería extensiva y la falta de rentabilidad del sector.

Y es que el sector no aguanta más y considera que hay que darle un giro de 180 grados a la actual situación, en la que están luchando por mantener la rentabilidad de sus explotaciones.