Leo Cortijo

Leo Cortijo


2,5 millones negros zainos y astifinos

24/07/2023

El verano en Cuenca es eso que pasa entre el runrún previo a la presentación de los carteles taurinos, la presentación de éstos y el ambiente creciente hasta los días de corrida. Ya hemos quemado buena parte de ese camino, y es que la semana pasada conocimos las combinaciones de bravos y valientes que Maximino Pérez ha preparado para este San Julián. Un empresario que viene a jugarse los cuartos –y a ganarlos si es posible, claro está– como desde 1999. Llegó siendo un crío y hoy ya peina canas y camina hacia el cuarto de siglo en la gestión del coso, al que ha dado la vuelta como un calcetín. Lo cogió con apenas 400 abonados y esa cifra la ha multiplicado por más de diez. Más allá de la calidad técnica y artística de la cartelería presentada, que ya habrá tiempo para juzgarla –no se pierdan el especial de fiestas que estamos preparado para el 25 de agosto, por cierto–, en esta carta del director me quiero centrar en la cuestión de los cuartos, que como diría Rajoy, «no es cosa menor, dicho de otra manera, es cosa mayor».

Y es que en la presentación de los carteles, precisamente, trascendió un dato en boca del presentador del acto, José Vicente Ávila: la feria taurina tiene un impacto económico estimado en la ciudad de 2,5 millones de euros. Se escribe pronto y por eso lo repito: 2,5 millones de euros. Una cantidad en absoluto desdeñable que repercute, principalmente, en hostelería, restauración, comercio y ocio. Y si no, pregúntenle a algunos de los empresarios de estos sectores. 2,5 millones... Ahora, piensen cuántos de los eventos sociales, culturales, deportivos o de cualquier otra índole que acoge la ciudad ponen en movimiento esa cantidad de dinero. Planteémoslo de otra manera: ¿Qué sería de la feria y fiestas de San Julián sin el serial taurino? o ¿qué sería de Cuenca entre Semana Santa y San Mateo si no fuera por los toros? La ciudad más maravillosa del mundo, cierto, pero con algo menos de cuartos de lo que debería...

Pues aún así, a pesar de esa cascada de billetes, hay 'ingenieros', sin duda unas mentes pensantes privilegiadas (nótese la ironía, por favor), que abogan porque esta fundamental inyección económica para la ciudad pase a mejor vida. Claro que sí, porque como todo el mundo sabe, el dinero cae del cielo y los restaurantes, hoteles y bares se llenan hasta la bandera durante una semana de agosto de unos seres invisibles que no dejan de generar actividad. Algunos parecen vivir en los mundos de Yupi.