Creo que aún no me he presentado… Mi nombre sí lo conocéis, pero mi profesión no: soy fisioterapeuta y osteópata. En estas semanas he abordado varios temas, pero ninguno sobre músculos o dolor, y aunque ambos son importantes, es imperativo alejarnos de la mirada convencional centrada en la estructura (cervicales, rodilla, gemelo…) y abordar toda disfunción o patología desde un enfoque integral que abarque vísceras, hábitos, alimentación, deporte, emociones y hasta el sueño. Este cambio de paradigma no solo transforma la manera en que tratamos el dolor cervical, por ejemplo, sino que también brinda una comprensión más profunda de sus posibles orígenes.

Por eso, querido paciente, habrás observado que cuando acudes a consulta no sólo nos centramos en tu dolor, sino que preguntamos sobre otros sistemas y sobre la temporalidad de los eventos, para hacer un buen razonamiento clínico teniendo en cuenta todos los signos y síntomas que presentas. Los fisioterapeutas somos un profesional de élite en continua formación. 

La conexión anatómica, así como las vías de comunicación entre los órganos internos y los distintos huesos y músculos, son cruciales para entender los mecanismos que nos han llevado a nuestro estado.

Las emociones no deben subestimarse en nuestro bienestar global. El estrés, la ansiedad y las tensiones emocionales pueden manifestarse físicamente en el cuello o los hombros, así como en la correcta función visceral. Y si no, que se lo pregunten a aquella persona que tras una discusión con su jefe aumenta su dolor de espalda o aquella otra que por los nervios de un examen visita de forma continua el baño.

Por eso el éxito de nuestra terapia no es la técnica, sino un correcto razonamiento clínico. Y por eso el tratamiento no termina en la camilla, sino en llevar a cabo las pautas que os pedimos para hacer en casa. Al abrazar esta visión holística, no solo tratamos los síntomas, sino que también trabajamos en armonía con el cuerpo y la mente en pro de vuestra salud.