Humberto del Horno

Lo fácil y lo difícil

Humberto del Horno


El onironauta

24/02/2023

Un sueño puede ser recurrente, vívido, premonitorio. Puede ser una pesadilla, depende del soñador o de lo soñado. Puede ser, en ocasiones, un sueño lúcido. Y es que hay quien sueña tan fuerte que sueña lo que quiere y si quiere lo cumple. Cuando no hay manual de estilo que te indique cómo hacer las cosas la tendencia natural es hacerlas a tu manera, con tu sello, a costa de lo que sea, y eso también vale cuando sueñas. Y soñar ante un lienzo en blanco te libera la brocha para soñar, en definitiva, lo que te apetezca. Así soñó el onironauta a Estival Cuenca en 2012, y aunque soñar es gratis, lo hizo con solo 30.000 euros. En plena crisis, con poca ayuda y con la ilusión intacta que concede la locura. Los locos sueñan mejor.

Tras asumir las restricciones pandémicas de los últimos veranos con nota, Estival Cuenca enfila la recta final de unos preparativos que le llevarán a contar una docena de ediciones en las que no ha parado de crecer. Un verano más repetirá fórmula, y conjugando artistas locales con primeros espadas de nivel ofrecerá de nuevo conciertos íntimos y envueltos de la magia que le otorgan los escenarios de postal que conforman la Catedral, el Paleontológico o el Parador. Hasta Zóbel lo firmaría si tuviera la oportunidad de soñar Cuenca desde la primera fila del Estival.

Cuenca es tan abstracta que le cabe todo. Desde una armónica y un piano para prender la mecha del festival hasta una velada de soul que haga bailar al mismísimo Pepito. Y ahí está el onironauta, manejando el sueño, sabiendo que no despertará si no le apetece, con la seguridad de saber que querer dos veces es querer al cuadrado, consciente de que su amor por la música multiplicado por el amor a su ciudad hace, estío a estío, que Cuenca se haga un hueco policromado en una escena a veces monocolor, y siempre subiendo a las tablas talento local.

Hasta ocho conquenses jugarán en casa en Estival al mismo tiempo que el cartel musical por el 40 aniversario del Estatuto de Castilla-La Mancha programa a varios madrileños, un bonaerense, un figuerense, un palmeño, un utrerano, unos granaínos, un asturiano... y a un manchego. A esta ciudad le cuesta a veces quitarse el sombrero pero terminará agradeciendo el esfuerzo de quien trabaja año a año por consolidar el nombre de la Ciudad Encantada dentro de un álbum sonoro plagado de cromos idénticos.