Javier Caruda de Juanas

Javier Caruda de Juanas


Mañana no es solo un adverbio de tiempo

09/05/2024

Pasaba por aquí un momento para compartir con ustedes una preocupación, una desazón, que me lleva afectando desde el pasado viernes. Como recordarán, un vídeo en el que una lengua de fuego atacaba, de una manera inmisericorde, la portada del vetusto convento de la Concepción Franciscana se hacía localmente viral fruto de la incredulidad generada por tan imprevisto ataque a uno de los referentes arquitectónicos de la Cuenca, así como a quienes son convento en sí mismas. Reflexionando sobre la bondad de las Monjillas (cariñosamente siempre les he, les hemos, llamado así) no encuentro ningún colectivo que sea tan servicial, que esté siempre tan dispuesto a ofrecer soluciones sin preguntar cómo ni de dónde viene el problema, con una sonrisa en la cara y con la palabra justa de ánimo. Si alguno existiere quizá sólo empate en calidad humana con nuestras Monjillas. De ahí que llame más la atención este ataque tan inmerecido.

Pero todas las malas noticias suelen traer también aspectos positivos. La ola de solidaridad con nuestras Monjillas, con lo que son y representan, ha adquirido dimensiones casi bíblicas (permítanme el símil). Prácticamente con el fuego todavía haciendo de las suyas, con el humo negro adentrándose de una forma vergonzante por todos los rincones del convento, la Cuenca que sabe estar al lado de los que lo necesitan no cesó de mostrar su apoyo y su voluntad de ayudar en la forma que se necesitara. Obispado, Ayuntamiento, Diputación, particulares y hermandades, sobre todo hermandades, se han alineado para intentar que los desperfectos materiales se arreglen lo antes posible con el fin de que las Monjillas puedan continuar con su silencioso trabajo diario. Pensándolo bien quizá sea esto la mejor ayuda que podemos ofrecer en este caso.

Dice el refranero popular que las cosas de palacio van despacio. Quizá este es otro de esos momentos en los que nos podemos demostrar a nosotros mismos que, cuando es necesario, aportamos una solución con la misma velocidad que se generó el problema. No me mal interpreten. Trabajar con celeridad no es equivalente a trabajar mal o a hacerlo saltándonos normas o plazos. Trabajar con celeridad significa volver a recuperar la fisonomía de un barrio que no se entiende sin el papel silencioso y fundamental de la Comunidad Franciscana. Trabajar con celeridad es adoptar las medidas para que la fachada de Pedro de Alviz recupere rápidamente el esplendor de ese plateresco tan conquense. Trabajar con celeridad permitirá que las Monjillas tengan cuanto antes el sosiego y la tranquilidad que les permite entregarse a los más necesitados desde la proximidad de su clausura. En fin, trabajar con celeridad posibilitará recuperar uno de los espacios culturales importantes de la ciudad.

Gregoriano, mayos, villancicos, órgano, coros, orquestas…no pueden ser borrados por el humo que, durante unos interminables minutos, tiñó de negro las blancas paredes de la iglesia conventual. Pasada la sorpresa y asumida la situación no podemos olvidar que mañana no es solo un adverbio de tiempo, mañana, para las Monjillas, es el día señalado para que todo vuelva a ser como siempre.

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