Javier Caruda de Juanas

Javier Caruda de Juanas


Donde no es un adverbio de lugar

16/05/2024

Continuamos el viaje de la semana pasada a través de las palabras que podríamos usar para designar tiempo o lugar. Con tanta reforma educativa, uno que ya tiene la sien plateada, no sabe exactamente qué nombre reciben. Claro que, muy posiblemente, se denominarán de una forma o de otra según la función que tengan en cada momento. Hace siete días hacíamos mención a esa siempre dolorosa relación entre tiempo y necesidad, hoy nos adentraremos en otro aspecto de la misma pero sustituiremos el término tiempo de la ecuación por el de lugar. Tras una temporada memorable, la Balompédica conseguía, por derecho, el ascenso a Segunda RFEF trayendo una buena dosis de alegría e ilusión a la parroquia deportiva capitalina. Pero las rosas que parecían embellecer el camino del ascenso tardaron poco en sacar sus espinas a la luz, en forma de anuncio, de los tradicionales conciertos de las ferias julianas. Desde entonces, todos hemos opinado de una forma u otra sobre este punto. Les aconsejo que relean las columnas publicadas por mis compañeros Humberto y José Luis, especialmente la de este último, que pone el dedo en la llaga. No se trata exclusivamente de un desencuentro entre club y Ayuntamiento, que seguramente cuando lean estas líneas esté a punto de solucionarse, aquí, querido lector, el problema es la ausencia de 'dondes'. 

Cada año nuestras fiestas de verano se engalanan con un número determinado de conciertos de más o menos actualidad, incluso algunos artistas repiten con demasiada cercanía, y cada año volvemos a tener el mismo problema, al menos desde que el coso taurino dejó de albergarlos. ¿Dónde hacemos los conciertos de verano? Esta pregunta ya nos presenta un primer déficit. Tras la alegría del ascenso, como es normal, los requisitos son mayores, si La Fuensanta no los reúne, ¿dónde jugará la Balompédica? Segundo déficit. Rizando el rizo de lo deportivo, si el vetusto Sargal deja de cumplir los mínimos para ser un pabellón Asobal… ¿dónde jugará el Ciudad Encantada? Tercer déficit. 

Quizá sería el momento de parar y explicar cómo va aquello de la ciudad del deporte o qué alternativas existen para que podamos seguir disfrutando de los conciertos veraniegos porque no creo que sea por falta de espacios… o sí, claro, todo depende del cristal con el que se mira. Entrando de nuevo en el tema cultural, me llama la atención que no tengamos un 'donde' en el que se pueda acoger alguno de los conciertos del programa 'Actuamos en Patrimonio' (lo de la ausencia de un buen número de grupos conquenses, provinciales y capitalinos, lo dejamos para otro día). Cierto es que las instituciones están, entre otras cosas, para arreglar las desigualdades entre los que deberían ser iguales pero chirría un poco que la ciudad patrimonio no sea escenario de un concierto bajo el denominador común del mismo.

¿Será entonces que 'donde' no es un adverbio de lugar? Al menos no solo. Quizá sea también un pronombre de voluntad. Y ya sabemos lo que dijo Tolkien en El retorno del Rey: «Donde no falta voluntad, siempre hay un camino».